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Diario Extra Ecuador

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¡Un sacapintas le ‘puñeteó’ afuera de su casa!

La mujer aún tiene las heridas de los patazos que le dio el bandido.

La mujer aún tiene las heridas de los patazos que le dio el bandido.

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Edith caminaba con su bolso en las manos. Iba por la calle como si tuviera un juguete muy preciado que no deseaba perder. Sujetaba la prenda con fuerza porque trasladaba 12 mil dólares que recién había sacado del banco.

Este miércoles son ocho días desde aquel asalto que sufrió, en la entrada del edificio donde vive. Edith pidió prestada esa suma a unos allegados para comprar una prótesis a su madre. “La idea era usar uno dos mil y el resto sería para que mi mami se tratara (médicamente)”, comentó la mujer, quien tiene su rostro hinchado por los golpes que recibió.

El 31 de agosto pasado llegó a un banco del sector de La Mariscal, norte de Quito. “Me tomaron datos para darme el dinero y mientras lo hacía la chica del banco llevaba su celular en la mano”, describió la perjudicada. Alrededor de una hora demoró el trámite y Edith guardó la plata en una funda y después en su bolso.

Salió de la entidad y miraba a todas partes. Ella estaba sola, ya que de ese modo no levantaría sospechas. Aseguró que en el trayecto miraba a cualquier lado y nadie la perseguía.

Según el Ministerio del Interior, el 68 por ciento de los robos en la modalidad de sacapintas ocurren en lugares de acceso público, como parques y plazas. Mientras que el 21 por ciento se lo comete fuera de las instituciones bancarias.

Carina Argüello, subsecretaria de la cartera estatal, explicó que los ladrones cumplen tres tipos de funciones. La primera es identificar a la víctima dentro del banco, con uno o varios individuos simulando que realizan algún trámite.

Afuera, en cambio, están los asaltantes, quienes amedrentan a la persona. La tercera tarea es asignada a los tipos con los que escaparán los ‘choros’, a decir de la funcionaria.

El ladrón estaba afuera de la casa

Edith vive a escasas cuadras del sitio donde sacó los 12 mil dólares. Ella estimó que se demoró alrededor de 20 minutos en su caminata. Con cierto alivio miró que su travesía estaba por terminar, cuando llegó al edificio departamental en el que habita.

Sin embargo, vio a un sujeto en la esquina de su domicilio. El tipo escondía su mirada bajo una gorra y de su chompa azul sacó una pistola, lo cual alertó a la mujer, que corrió a la entrada del inmueble. “Me amenazó con el arma y me dijo que le diera la plata. Fue sorprendente que él supiera que llevaba dinero y también la dirección de mi casa”, comentó Edith, mientras recordaba la manera en la que ambos forcejearon.

El sospechoso guardó la pistola y tomó el bolso, pero la víctima no lo soltaba. En ese momento, el tipo golpeaba con el puño la cara de la mujer y le pateaba sus piernas, que todavía siguen teniendo los hematomas por la agresión.

El sujeto ganó la pelea. Tomó el botín y se montó en una moto que estaba estacionada cerca del sitio. “Él estaba solo. El guardia del edificio no hizo nada para ayudarme”, contó con rabia la perjudicada, quien debe cancelar el monto solicitado.

El Ministerio detalló que el 11 por ciento de esta clase de atracos se producen fuera del domicilio. En 2015, se detuvieron a 75 personas por ser parte en estos delitos, mientras que desde enero a junio de 2016, 25 individuos han sido aprehendidos.

Ramiro Ortega, jefe de la Brigada Anticriminal (BAC), precisó que las agrupaciones delictivas que se desarticularon hasta hace dos meses sumaron un total de 11. Además, acotó que los sacapintas operan con mayor incidencia en Guayaquil y Quito, ciudades donde hay la mayor concentración de entidades económicas.

Ahora, Edith no puede dormir tranquila. Por su cabeza ronda la duda de por qué el desconocido sabía dónde vivía y la esperaba afuera. “Tengo miedo de salir. Estoy endeudada hasta el cuello y sin nada para ayudar a mi mamá”, lamentó la desconcertada víctima. (MAG)

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