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Santa lucía sufre los estragos de la temporada invernal y el abandono

Hay zonas de este cantón del Guayas en las que no queda otra que movilizarse en canoa. Además, unas 7.000 hectáreas de cultivos se afectaron

Santa Lucía
Así luce la cooperativa 3 de Abril, uno de los puntos más anegados por efectos del invierno.Álex Lima / EXTRA

La sala de los Bueno está repleta de agua pestilente. La misma tragedia se repite en casas aledañas de la cooperativa 3 de Abril, en el cantón Santa Lucía, provincia del Guayas. En medio de esa calamidad maloliente, una refrigeradora recostada en una mesa de madera representa la esperanza. El motor se mojó por la inundación, pero la familia se ilusiona con que aún tenga arreglo. Por eso alzaron el aparato.

“No abras la puerta”, dice con autoridad Rafael, el padre de familia de este hogar, a uno de sus hijos. El pequeño, de unos 8 años, obedece y no intenta más ver cómo está el patio de la vivienda, también anegado debido a las intensas lluvias y el desbordamiento del río Daule.

Con los colchones que pudimos secar, nos fuimos a dormir al piso de arriba, pues toda la planta baja se mantiene inundada”, explica Rafael. El área alta del domicilio de madera y cemento se ha vuelto el refugio de los Bueno. ¿Pero cuánto más podrán aguantar viviendo así, caminando entre el agua, con un olor a humedad, lodo y desagüe, invadiendo sus narices?

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La planta baja de la vivienda de Rafael se mantiene llena de agua. Aunque el líquido ha descendido, no se ha drenado por completo.Álex Lima / EXTRA

Tal como sucede con otras preguntas que tienen que ver con la naturaleza, no hay una respuesta concreta. Pero sí un balance que refleja la fuerza desmedida de esta catástrofe en Santa Lucía: 400 casas afectadas en la zona urbana y 7.000 hectáreas de cultivo en el área rural, revela Jonathan Bonilla, director de Gestión de Agua Potable y Alcantarillado de la Alcaldía.

El funcionario cuenta que el 16 de abril subió la creciente del Daule. Factor que, sumado a los fuertes aguaceros previos, provocó que esos cientos de inmuebles y miles de sembríos queden afectados.

  • Se mueven a puro remo

Gregoria Espinoza también es parte de los perjudicados por los diluvios y cuenta que ese día no pudo dormir. “Lloraba porque el agua subía demasiado”.

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No anda con rodeos. Mientras se alista para salir a un lugar seco de la cooperativa en una balsa improvisada con palos y garrafones plásticos, critica la indolencia de la que dice ser víctima. “Vinieron a levantar información para dar bonos (de ayuda social), ¿pero qué pasó con eso? No le dan a todos”, cuestiona sobre la reacción gubernamental.

Al ser de la tercera edad se le dificulta tener que impulsar la embarcación con una caña. Sin embargo, no le queda más. Debe moverse de alguna forma, aunque los brazos le duelan por las noches, como a Oswaldo Avilés, quien igualmente anda en una canoa para ir a vender sus mariscos al mercado cantonal.

Él sale de su propiedad a las 05:00 y llega hasta una orilla, al pie de una vía de acceso a la cooperativa, para encadenar la canoa a una casa, cuyos dueños se marcharon hasta que acabe el estancamiento.

28 de las familias afectadas fueron trasladadas hacia dos albergues habilitados en respuesta a esta emergencia.

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Haciendo un gesto de enojo con sus cejas, el comerciante recrimina que una vez dejó su ‘nave’ sin cadena y la tomaron atrevidamente, abandonándola unas casas más allá.

En esta cooperativa azotada por el invierno hay unos personajes que se benefician de las necesidades. Se trata de un grupo de personas en situación de calle, quienes por unas monedas cuidan las motos y bicicletas que dejan en esa vía de acceso aquellos que necesitan adentrarse a sus casas. A la noche otra vez pagan, pero a dueños de viviendas no inundadas para que les guarden sus medios de transporte.

El Morochal es otro sector con zonas inundadas, aunque en esta semana el caudal bajó un poco más que en la cooperativa 3 de Abril. Pero eso no bastó para que una cancha de fútbol se haya transformado en una laguna, con los arcos metálicos sobresaliendo como decoración.

Por las afectaciones hubo decenas de familias que tuvieron que ser trasladadas a dos albergues. Otros, pese a que el agua les llegue a las rodillas, se quedaron.

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Decenas de familias fueron trasladadas hacia albergues.Álex Lima / EXTRA
  • Cultivos afectados

Las zonas agrícolas de este cantón guayasense tampoco se salvaron de las inundaciones. La pérdida de las 7.000 hectáreas en cultivos generó un perjuicio económico aproximado de 10 millones de dólares, según Bonilla.

Santo Espinoza, agricultor del recinto Nueva Chonana, dice que en esa zona se han perdido plantaciones de arroz, plátano, yuca y mangos. El área está junto a un tramo del Daule. Pegado al río hay una zona de sembríos de unos 80 metros de profundidad, luego existe un camino de tierra de unos seis metros de ancho, que separa otras áreas de cultivos.

El 16 de abril y los días posteriores, las plantaciones y el camino fueron cubiertos por el agua. Pero el jueves 4 de mayo, con un nivel más bajo y el camino expedito, los agricultores colocaron motobombas para succionar y evacuar el agua hacia el río. Además, pusieron costales de arena para que sirvan como muro protector.

Marcos Piza, otro afectado, perdió seis hectáreas de arroz. Por cada una se cosecha alrededor de 70 sacos en invierno, con un precio en promedio de 35 dólares por unidad. Es decir, $13.500 que no podrá recuperar.

De acuerdo con cifras del Ministerio de Agricultura y Ganadería, a escala nacional, 8.080 productores resultaron perjudicados (3.181 con afectación parcial y 4.899 con pérdida total).

La entidad, a través de las 24 direcciones distritales, mantiene planes de contingencia con varias acciones, como brindar asistencia técnica a los productores y gestionar la reestructuración de créditos, entre otras.

Las pérdidas no son pocas, pero las ganas de progresar son muchas. Sin embargo, la llegada de El Niño inquieta. Ojalá sea ‘debilucho’, porque no se aguanta más.

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Con motobombas, agricultores extraen el agua que inundó sus cultivos.Álex Lima / EXTRA
  • Quejas por la represa

Agricultores lucianos refieren que la apertura de compuertas de la represa Daule-Peripa también ha influido en que algunas zonas del cantón se hayan inundado. La Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec EP) informó que las descargas se han hecho de forma controlada para mitigar inundaciones y mantener el nivel del embalse, de manera que permita controlar los caudales.

Bonilla refiere que este proceso es necesario, pero según dice, Celec indicó que había enviado al Cabildo un informe notificando esa acción el 14 de abril, “pero no nos llegó”. Él considera que hubo algo de “desinformación, o no informaron a los cantones que se iban a afectar. Nosotros nos enteramos por redes sociales y extraoficialmente”. Su preocupación también es que podrían ocurrir más lluvias fuertes.

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