“Por fin estamos en paz. Con dolor, pero tranquilos porque se hizo justicia”, dijo Édison Centeno, tras conocer que el asesinato de su hermana, Jennifer Calle, de 21 años, cometido supuestamente por su exconviviente, José Luis Ulcuango, no quedó en la impunidad.

Tras la audiencia llevada a cabo se conoció que Ulcuango fue condenado a 34 años y 8 meses de prisión por el delito de femicidio con agravantes. Aunque por el momento, la sentencia no se encuentra ejecutoriada y al procesado le quedan otras dos instancias más por este hecho.

Familiares de la víctima se apostaron en el exterior del Complejo Judicial Norte para exigir justicia ante este crimen registrado el 17 de junio de 2021, en las avenidas La Prensa y Falconí, norte de Quito.

Esa fecha, cerca de las 19:00, la mujer llegaba a su domicilio cuando fue sorprendida por su expareja, quien le habría disparado y propinado varios golpes en la cabeza con la misma arma.

Según la familia, la joven se había separado tres meses antes del crimen por el maltrato físico que recibía, algo que para los seres queridos se convirtió en una sentencia de muerte.

ENEMIGO ANTIGUO

Mauricio Acero, sobrino de la fallecida, recordó que cuando su tía tenía 15 años tuvo un hijo con el procesado. Ahora el menor de edad queda en la orfandad, aunque por dictamen judicial está bajo la tutela de su abuela materna.

“Él era vendedor de gas y pasaba por la casa de mi tía seguido. No sabemos cómo se acercó a ella”, relató el allegado de Calle.

Debido a la edad que en ese entonces tenía la víctima, la familia puso una denuncia por supuesto abuso sexual en contra de Ulcuango, pero la documentación habría desaparecido. A los cinco años de nacido el bebé, Jennifer se fue a vivir con el sujeto. “Decía que era por su hijo, pero no sirvió de nada. Él la maltrataba”, añadió.

Según la fundación Aldea, en lo que va del año se registraron 28 femicidios a nivel nacional. Tres de estas mujeres reportaron antecedentes de violencia. Una tenía boleta de auxilio y dos sufrieron abuso sexual. El 68 % de los delitos se cometió con arma de fuego. El 11 % con arma blanca y otro 11% más se perpetró con las manos, es decir, murieron estranguladas.