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¡Solo un perro aguarda la llegada de ‘Rosita’!

Ariana Almeida Martínez, Quito
Solo el perro de ‘Rosita’ quedó en la casa donde la trans femenina vivió sus últimas horas, antes de que fuera asesinada el pasado martes, en La Ferroviaria Baja, sur de Quito.
El pelaje claro del can evidenciaba un esquelético cuerpo. “Pobre perrito, ahora sí se quedó solo”, comentó un niño del vecindario.
El menor de edad no sabía a ciencia cierta quién vivía en ese inmueble, pero esa noche los ladridos del can no lo dejaron dormir. “Debe extrañar a sus dueños”, agregó, antes de entrar a su vivienda, ante el llamado de su mamá.
En un patio lleno de cosas inservibles estaba el animal echado. La falta de agua y comida le obligaron a escarbar entre unas fundas y consumir el contenido que, aparentemente, era azúcar.
Solo un pequeño hueco le permitía sacar el hocico hacia la calle y de vez en cuando ladraba a quien se acercaba a curiosear el rastro de sangre que dejó ‘Rosita’ cuando supuestamente fue apuñalada en una riña.
Incluso en la puerta negra de la vivienda quedó un pedazo de piel ensangrentado y el sendero rojo llegó hasta la esquina, donde se desplomó.