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El soterramiento de cables en Quito busca transforma el paisaje urbano, menos postes saturados, más orden y modernidad en las calles intervenidas.Montaje EXTRA

Soterramiento de cables en Quito: ¿promesas incumplidas o progreso real?

La colocación subterránea de cables en Quito avanza con dificultades, pero cada calle liberada mejora la imagen urbana y la percepción de la capital

Quito tiene como objetivo modernizarse y reducir la contaminación visual, con la eliminación del cableado excesivo en la ciudad; aunque el avance es más lento de lo exigido por la normativa, pese a los altos costos y problemas de coordinación, cada kilometro libre de cables refleja un cambio positivo en orden, seguridad y percepción ciudadana.

(Lea también esta interesante nota: Metro de Quito: "Pantallas que indican el tiempo de espera ya están dañadas")

Quito busca modernizar su imagen urbana

La capital enfrenta desde hace años el problema de los cables aéreos que saturan postes y contaminan visualmente las calles, además de aquello, las promesas de soterramiento de esos cables siempre se prolonga. 

Estos enredos, conocidos popularmente como “tallarines”, forman parte del paisaje cotidiano, pero su retiro y el soterramiento de redes eléctricas y de telecomunicaciones representan un cambio significativo. Cada calle liberada transmite orden, limpieza y modernidad, además de mejorar la percepción de seguridad y confianza en el espacio público. 

Avances en el soterramiento de cables

La Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop) ha impulsado este proyecto con la meta de soterrar 100 km de cableado hasta 2027. 

Actualmente se registran 47 km completados y se espera cerrar el año con 60 km, sin embargo, la cifra está por debajo de lo que establece la Arcotel, que exige 75 km anuales. 

Entre las calles intervenidas están la 6 de Diciembre, Rodrigo de Chávez y el polígono de La Pradera; en la agenda de trabajos figuran también Cotocollao, La Mariscal, el Centro Histórico, Solanda y varias avenidas principales del norte y sur.

Se espera que el Empresa Eléctrica de Quito y el Municipio trabajen conjuntamente para poder mejorar la estética visual de la capital.Montaje EXTRA

Una obra costosa pero necesaria

El costo de este tipo de obras es elevado, según la Epmmop, el promedio es de $165.000 por kilómetro, aunque en la práctica los valores se acercan al millón de dólares. 

En La Pradera, por ejemplo, se invirtieron $7 millones en 8 km; pese a esto, los postes aún representan un negocio rentable, la Empresa Eléctrica Quito recauda unos $3 millones anuales por su arrendamiento, mientras que el Municipio prevé cobrar por el uso de ductos subterráneos.

El problema de los cables en desuso

Un dato llamativo es que alrededor del 60 % de los cables visibles ya no están en uso, esto ocurre porque, cuando un usuario cambia de operadora, los cables antiguos no se retiran, generando un exceso de alambres innecesarios. 

Según urbanistas, este caos no solo afecta la estética, sino que proyecta una imagen de desorden, improvisación y falta de planificación urbana.

Este es el objetivo para la ciudad de Quito, tener sus calles libres de esos "tallarines" de cables.Montaje EXTRA

Impacto en la experiencia ciudadana

Los testimonios de los habitantes muestran distintas experiencias. En la Av. Portugal, las obras de 2012 fueron rápidas y bien coordinadas, mejorando la iluminación, aunque con problemas en las veredas que persisten hasta hoy. 

En contraste, en la calle Alpallana, los trabajos se extendieron por un año y medio, pero finalmente transformaron la zona, iluminando parques y trayendo beneficios a la comunidad. Estos casos evidencian que, además de la obra en sí, la calidad de la ejecución y la comunicación con los vecinos determinan el nivel de satisfacción.

Cambios normativos en marcha

El Concejo Metropolitano trabaja en la reforma de la Ordenanza 042, enfocada inicialmente en soterramiento, la nueva propuesta amplía su alcance; exigirá licencias urbanísticas anuales, sancionará a operadoras incumplidas y obligará a la coordinación entre la Epmmop y la Empresa Eléctrica Quito.

Además, se plantea ordenar el cableado que quede en superficie en sectores donde el soterramiento no sea viable de inmediato, sobre todo en barrios periféricos y valles, donde el flujo de personas no es elevado.

La inversión de Telefónica para evitar molestias a los usuarios no fue veraz en su totalidad como informó Epmmop.Montaje EXTRA

Coordinación con empresas privadas

Las operadoras de telecomunicaciones también participan en el proceso; telefónica Movistar, por ejemplo, ha invertido cerca de $100 mil en proyectos como Pradera 2, migrando 33 mil metros de fibra óptica. 

Su reto principal es garantizar que los usuarios no sufran interrupciones en el servicio durante la transición. No obstante, la Epmmop reconoce que sí han ocurrido cortes de internet y retrasos por falta de coordinación, lo que evidencia la distancia entre lo planificado y la experiencia real de los ciudadanos.

Un reto pendiente para la capital

A pesar de los avances, Quito sigue rezagada en comparación con los objetivos nacionales, los 47 km soterrados son un paso importante, pero insuficiente frente a la magnitud del problema. 

La ciudadanía valora cada calle liberada de aquellos "tallarines" de cables, aunque exigen mayor rapidez, mejor comunicación y obras más ordenadas, para poder tener una mejor vista urbanística. 

Como resume el urbanista Francisco Jijón, lograr un soterramiento efectivo enviaría un mensaje de modernidad y respeto por el espacio público, mostrando que la ciudad está lista para proyectar una imagen más limpia y organizada hacia el futuro.

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