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Un perrito velaba el cadáver de su amo, en Quito
Este martes 16 de mayo un indigente del centro de la urbe apareció sin vida. La Policía indicó que en su covacha halló pipas artesanales.
Un perro delgado y una llama agonizante -que se desprendía de una lata de cerveza- velaban a este indigente.
Entre colchas viejas y mal olientes y una esterilla de plástico reposaba el cadáver de un hombre, de 40 años aproximadamente.
Un perro delgado y una llama agonizante -que se desprendía de una lata de cerveza- velaban a este indigente, la mañana del 16 de mayo.
Vivía debajo de un puente, en la avenida 24 de Mayo, centro de Quito. La gente que lo conocía prefería dar pocos detalles de lo ocurrido.
“Ahí pasaba... no salía para nada”, dijo un comerciante de San Roque, sentado a unos cien metros del cuerpo. Miraba atento.
Aquello no lo conmovía en lo más mínimo, más bien estaba muy interesado en saber qué le había sucedido.
El teniente William Espinel, acompañado de otros miembros de la Policía, llegó al sitio tras recibir la alerta de que una persona de sexo masculino falleció.
Enseguida solicitó al grupo Alfa. Era necesario comprobar que aquel indigente ya no tenía signos vitales y, tras un chequeo, los paramédicos verificaron su estado. Al parecer su corazón se detuvo tras sufrir un paro cardiorrespiratorio.
Los oficiales no perdieron tiempo. Rastrearon una pequeña covacha que el indigente y sus ‘panas’ levantaron en ese sitio y encontraron pipas artesanales, esas que se usan para consumir droga.
Aquel hogar improvisado, donde pernoctaba el hoy fallecido, está ubicado en un espacio público, cerca del mercado de San Roque, uno de los más concurridos de Quito.
El cuerpo fue llevado a la morgue, donde podrán reconocerlo sus familiares.