Una llamada alertó a los agentes de Antinarcóticos de Quito. Les explicaban que en Calderón, norte de la capital, había un parqueadero de tráileres. Ocurrió la noche del 21 de julio.

En el lugar, según la denuncia, se estacionaban los vehículos pesados con alcaloides. Desde allí también se movilizaban. Uno de estos ya había salido.

Algo que los delató fue que una camioneta y una moto lo custodiaban en su trayecto por el sector de Ponceano, también en el norte. Los policías armaron dos equipos, el uno para interceptar al carro en movimiento y el otro para revisar el parqueadero.

Los uniformados del primer grupo revisaron el tráiler y hallaron los paquetes de droga. Los sospechosos habían colocado los ladrillos en tres espacios: en los costados del cabezal, en la cabina donde descansa el chofer y en la galera del cajón de carga.

En el garaje, asimismo, hallaron el otro tráiler más pequeño. Allí solamente colocaron la sustancia en dos compartimentos.

Ambos vehículos fueron llevados al cuartel del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) de Pomasqui, en el norte. Los cinco detenidos, en cambio, a Fiscalía para procesarlos por el delito de tráfico de drogas a gran escala.

Veinte policías revisaron los dos vehículos. En cada compartimento hallaban los bloques de marihuana cripy.

Los colocaron en el piso para contabilizarlos. En total se incautaron 1.391 paquetes de un kilogramo cada uno.

Los agentes explicaron que la droga venía desde Tulcán, en Carchi. En Ecuador, cada ladrillo de droga cuesta 500 dólares. Pero como el destino era Chile, su precio ascendería a 2.500 dólares cada uno. 

Los procesados en este caso podrían enfrentar una pena de hasta 12 años de prisión.