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Tragedia en el nevado Cayambe: la importancia de la preparación

Los cuerpos de los montañistas permanecen en el fondo de una contragrieta y las labores de búsqueda se han complicado por el clima y del terreno.

TRAGEDIA EN EL VOLCÁN CAYAMBE
Los cuerpos de los andinistas se encuentran en una contragrieta muy profunda de la montaña.cortesía

La montaña tiene vida”, “la montaña te avisa si te va a tragar”, “pídele permiso a la montaña para subir”... son algunas de las frases que manejan los andinistas antes de emprender la travesía de escalar y llegar a una cumbre.

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Subir uno de estos ‘colosos’ no es para cualquiera. Las elevaciones naturales llenas de nieve, rocas gigantes y grietas profundas pueden convertirse en un escenario atractivo en el que se disfruta de una experiencia inolvidable, llena de adrenalina y paisajes sorprendentes. Pero también puede transformarse en la tumba de algún aventurero.

Así ocurrió el pasado 5 de abril con el experimentado andinista ecuatoriano Marco Solís y las alemanas Lucía Grober y Almuth Keck. Ellos fueron arrastrados por una avalancha antes de coronar la cima del nevado Cayambe, una montaña situada a 60 kilómetros al noreste de la capital y que se eleva a 5.790 metros sobre el nivel del mar (ver infografía).

Los cuerpos de los andinistas se encuentran en el fondo de una contragrieta a la cual es difícil acceder para los equipos de rescate. La noche de la tragedia se hizo un rastreo por la zona, pero no hallaron a los andinistas. La madrugada del viernes 12 de abril se realizó una nueva búsqueda, sin resultados positivos.

El mando unificado, conformado por varias instituciones, informó que las condiciones del terreno y climáticas todavía son complejas para llevar a cabo un trabajo óptimo que permita rescatar los cuerpos de los aventureros.

Marco Almeida, del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, indica que fue mejor paralizar las acciones de búsqueda, para que los rescatistas no se conviertan en las próximas víctimas. Para evitar que sean ‘tragados’ por la montaña.

Alejandro Lazzati, miembro de la Asociación Ecuatoriana de Guías de Montaña (Aseguim), explica que existen dos riesgos inminentes. El primero es que en el techo de la grieta y contragrieta por la que cayeron los andinistas existen grandes pedazos de hielo colgantes que pueden aplastar a los rescatistas. El otro es que pueda provocarse una nueva avalancha por el movimiento que producen los 25 socorristas que suben a la zona.

Por eso, a los guías y montañistas que escalen en los próximos días se les pedirá que den información al mando unificado sobre cómo se encuentra el manto de nieve, el estado de la montaña y el clima, para continuar con las acciones de rescate en condiciones seguras.

La montaña tiene vida

María José Yánez es montañista amateur y afirma que subir a un nevado no es una práctica deportiva, sino un estilo de vida, una actividad de alto riesgo.

Ella es una de las personas que creen firmemente en que “la montaña te avisa cuando te va a tragar”. Según su experiencia, se puede tener muchísimo conocimiento en este ámbito y haber llegado a varias cumbres, pero “si la montaña te dice no, o el clima no te acompaña, no se puede subir y punto”.

TRAGEDIA EN EL VOLCÁN CAYAMBE
Los andinistas cayeron en la grieta que se ve del lado izquierdo de la fotografía.GUSTAVO GUAMAN

Yánez estima que los andinistas que fallecieron se confiaron. Que quizás vieron una condición no favorable al final del trayecto, pero por tratar de llegar a la cumbre no hicieron caso y continuaron.

De hecho, la semana anterior a la tragedia hubo un encuentro latinoamericano de montañismo, pero este se suspendió porque había riesgo de avalancha. Alexander Perugachi, sargento del Cuerpo de Bomberos de Cayambe y parte del equipo de rescate, considera que “las montañas son enigmáticas y atrapantes”.

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El socorrista enfatiza que por más que exista un trabajo previo de inspección de la montaña y del clima, por más que los andinistas estén bien entrenados, siempre existe el factor riesgo porque “las montañas tienen vida. Ellas son dueñas de su movimiento y no hay que subestimarlas”.

Perugachi añade que él y otro grupo de bomberos tuvieron un presagio. Creyeron que alguna desgracia iba a pasar por cómo ha sido tratado el nevado Cayambe en los últimos meses. El sargento cuenta que se hizo una calle asfaltada hasta las inmediaciones de las faldas de la montaña y esto ha provocado que una gran cantidad de personas suban.

Perugachi calcula que cada fin de semana llegan hasta 2.000 visitantes, quienes no respetan el área natural. Y Diario EXTRA ha confirmado este hecho. Al escalar parte del ‘coloso’ se observa basura en los senderos o rocas grafiteadas. Incluso alguien dejó abandonada una olla con prendas de vestir y un cuchillo.

El sargento sostiene que el Cayambe se resintió y expresó su sentir. Según él, desde hace ocho años no se había registrado un accidente con personas fallecidas. Para Pablo Chiquiza, director del grupo de rescate de la Aseguim, las montañas son libres, pero no todos las pueden escalar.

El experto advierte que si una persona quiere subir un nevado como el Cayambe, debe estar preparada física, mental y técnicamente. Además, aconseja que antes se debe escalar otras montañas más pequeñas, como el Antisana o el Imbabura, para que el cuerpo se vaya acostumbrando al clima y a la altura.

Después, lo más recomendable es contratar un guía certificado, quien sabrá cómo planificar la subida. Ellos también conocen sobre las habilidades esenciales para actuar frente a una avalancha. Sobre todo, un guía conoce los aspectos climáticos y de terreno para determinar si existe algún problema, resalta Chiquiza.

Gritos de muerte

Los tres andinistas fueron fotografiados por última vez junto a otro grupo afuera del refugio ubicado en las faldas del Cayambe, un día antes de la tragedia. Horas después, Solís y Grober subieron unas historias a su cuenta de Instagram de un tramo de la montaña que ascendieron a modo de práctica.

A las 06:10 del viernes 5 de abril, los montañistas estaban a 100 metros de distancia de llegar a la cumbre. Detrás de ellos iban otros dos grupos de andinistas. Entre ellos estaba Francisco, quien escuchó unos gritos y segundos después se percató de que Solís, Grober y Keck desaparecieron entre la neblina. Se acercó a la grieta y los llamó un par de veces, pero no obtuvo respuesta.

Luego de una semana de la emergencia y tras hacer varios análisis, Lazzati explica qué es lo que pudo haber pasado. Al parecer, los andinistas pisaron una de las capas de hielo más duras. Eso habría provocado un quiebre en esta, lo que a su vez generó que el manto de nieve que la cubría se desprendiera, dando lugar a la avalancha. A este fenómeno se lo conoce como placa de viento.

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