En medio de la emergencia por el desabastecimiento de agua potable en el sur de Quito, no faltó quien se aprovechó de las circunstancias. En el barrio La Venecia, una supuesta dirigente barrial terminó enfrentando la indignación —y hasta golpes— por cobrar por el uso de una vertiente natural.

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En los primeros días de la crisis, la mujer habría comenzado a cobrar hasta dos dólares por el uso del agua y las piedras que se encuentran en el sitio, pese a que se trata de un espacio comunitario. Vecinas denunciaron que se exigía un ticket para poder lavar ropa. 

“Dos dólares por lavar ropa”, denuncian

Aura de Mera, una de las usuarias, contó a EXTRA que el lunes pasado le exigieron un pago de dos dólares para poder lavar su ropa. “Me dijeron que tenía que pagar para usar las piedras. Me dieron incluso un ticket que supuestamente me sirve para todo el mes”, explicó, y agregó que guarda el comprobante por si se lo vuelven a pedir.

“El cobro causó molestia generalizada”, dijo Aura. “Es injusto en esta calamidad que nos vengan a cobrar el agua. Todas las personas necesitamos el agua y no es justo que se aprovechen de la situación”.

Emergencia hídrica sigue en el sur de Quito

En seis parroquias del sur de la capital ya se cumplen ocho días sin servicio regular de agua potable. Los moradores han habilitado al menos 21 vertientes naturales para solventar las necesidades urgentes. Son de uso gratuito.

Sobre la persona que efectuaba los cobros, Aura señaló que se trata de una dirigente del barrio. “Escuché que hubo problemas con ella, incluso que le habían querido pegar. Hoy ya no ha venido”, dijo.

Ante las denuncias que, también circularon en redes sociales, se creó un perfil con el nombre 

Barrio Venecia 1. Allí se postearon dos vídeos en los que se informa que el aporte se cobraba cada mes por el uso de las lavanderías, dinero que se usaría para el mantenimiento, pero que se suspendieron.

Reclamos y enfrentamientos entre vecinas

Otras mujeres que esperaban su turno para lavar ropa contaron que en días anteriores sí hubo una discusión con la supuesta dirigente, y que el altercado terminó en golpes. “Por eso ya no volvió”, afirmaron.

Andrea Angulo, otra vecina, explicó que ha vivido 10 años en el sector y que el uso del espacio siempre fue gratuito. “Después de un tiempo comenzaron a cobrar 50 centavos, que supuestamente era para el mantenimiento. Nunca hicieron nada”, dijo.

Con la emergencia actual, la dirigente incluso habría impresolos tickets para el cobro. “Comenzó a cobrar dos dólares la lavada de ropa y un dólar para que cada persona venga a coger agua”, relató Andrea. Según ella, al sitio llegan más de 300 personas al día.

El lugar tiene cerramiento, las piedras fueron construidas en minga, pero el piso aún es de tierra. Los moradores contaron que allí se pretendía construir una Casa Somos, pero que el proyecto no se cristalizó.

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