Ya con siete días de desabastecimiento de agua potable, los afectados, de seis parroquias del sur de Quito, se van acomodando con resignación. En el barrio Nueva Aurora, la emergencia por el corte de agua potable ha provocado no solo molestias, sino también respuestas creativas.

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En el parque de la zona, vecinos han empezado a transportar agua en cochecitos, desde una vertiente natural y una planta potabilizadora móvil instalada por el Gobierno Nacional.

A diario se observan filas de personas con baldes, galones y bidones, mientras vecinos y vendedores aprovechan la situación para ofrecer el servicio de traslado de agua, generalmente a precios entre uno y dos dólares, según la distancia.

Emprendimientos desde la necesidad

Eduardo Galarza, comerciante del sector, fue uno de los primeros en adaptar su coche ambulante para ayudar a los vecinos. “La desesperación era grande. Los vecinos no tenían agua ni para la comida”, explicó.

El servicio consiste en transportar los galones de agua desde los puntos de recolección hasta las casas o vehículos de los vecinos. “A la salida, hasta donde tienen el vehículo, les llevamos por un dolarito. Y si quieren, también a la casa, avanzamos hasta Pueblo Unido, Mariscal Sucre, San Fernando”.

Sin embargo, expresó su inconformidad con la gestión municipal. “El señor alcalde un poquito se ha demorado, porque recién desde ayer se vio a las autoridades aquí. Los otros días la gente estaba desesperada”, insistió.

Marlon Curay, electricista, también se unió al negocio. “Estamos aquí ayudando, más que todo a la ciudadanía, a la familia. Porque uno es del barrio, también siente la necesidad de dar la mano”.

Manifestó que ha hecho hasta ocho recorridos diarios. “A veces no hay mucha gente, por los tanqueros. Pero seguimos viniendo, sobre todo si llegan personas de la tercera edad”.

Agua para todos y gratuita

La vertiente natural de Nueva Aurora ha estado operativa durante décadas y, según Galarza, nunca se seca. “Ese pozo viene desde las quebradas, más de 20 kilómetros desde allá. Agua toda la vida ha habido aquí. No se seca, ni de noche ni de día”.

Además, el Gobierno instaló una planta potabilizadora móvil, que empezó a funcionar el día anterior a la entrevista, permitiendo a los ciudadanos acceder a agua apta para el consumo humano. 

Paúl García, morador de la zona, ve como algo positivo que los jóvenes aprovechen las vacaciones para trabajar en medio de la necesidad. “Me parece súper bien. Están en vacaciones, que trabajen. La gente se gana la vida honradamente”.

Eso sí, también valora la fuente de agua que por años existió y nadie le ‘paró bola’. “Metían incluso a los perros. Yo también metía al mío, pero ahora ha salvado a todo el barrio”.

Renán García, su hermano, destacó la solidaridad: “La gente es amable. Le prestan una tazona, le ayudan a llenar el balde. Esperamos que el líquido vital llegue el fin de semana, que es lo que más necesitamos”.

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