En la plazoleta de Guamaní, al sur de Quito, unas 70 personas hacen fila para abastecerse de agua. A pocos metros, Lenin, dueño de un restaurante de encebollados, limpia su cocina con el poco líquido que ha podido conseguir.

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“Peores cosas han pasado. Tenemos que afrontarlas”, dice con serenidad. A la entrada del baño, un cartel advierte: “No hay agua”, y los servicios higiénicos no están operativos. “Eso nos obliga a atender a los clientes con menos calidad”, lamenta.

Para seguir operando, Lenin ha recurrido a una amiga que vive en un sector con suministro regular. “El agua de tanquero viene un poco sucia”, explica. Para garantizar la higiene en la preparación de alimentos, cocina de madrugada.

“El fin de semana pude vender bien, pero nos sacrificamos bastante. Cocinamos en la madrugada”, cuenta. También lanza un pedido a las autoridades: “Solo vemos que se pelean entre ellos, cuando deberían unirse para solucionar el problema”.

Restaurantes sin almuerzos ni ingresos por la crisis de agua

No todos los locales han tenido la misma suerte. Ángela Almeida, propietaria de un restaurante en el sur de Quito, calcula al menos 1.000 dólares en pérdidas. La falta de agua ha paralizado la producción de los almuerzos que solía vender.

“Perdemos tiempo esperando el tanquero y tampoco podemos cocinar lo mismo de siempre”, comenta. Junto a su compañera de trabajo, ambas son el sustento de sus hogares. Además, han tenido que modificar sus rutinas y hervir el agua antes de usarla para cocinar.

“Yo le pido al Municipio que al menos mande más tanqueros. No nos alcanza con uno al día”, reclama Ángela, visiblemente afectada por la situación.

Laboratorios y hogares: sin agua ni condiciones sanitarias mínimas

En La Ecuatoriana, Alicia Napa relata que el laboratorio clínico donde trabaja suspendió su atención al público hasta que se restablezca el servicio. Según las autoridades municipales, esto podría suceder a finales de semana.

“Hay que lavarse las manos por el manejo de muestras, lavar instrumental. Eso se complica sin agua”, comenta. El personal ha quedado temporalmente en pausa. Mientras tanto, Alicia colabora en las tareas del hogar de sus empleadores y ha hecho fila para llenar algunos baldes. “Por lo menos para los baños y lavar la ropa”, dice resignada.

Piden soluciones urgentes mientras el agua sigue sin llegar

Los testimonios reflejan una problemática que afecta no solo la economía informal y formal, sino también el acceso a servicios esenciales como salud, alimentación e higiene.

Los ciudadanos demandan respuestas rápidas y una mayor coordinación de las autoridades, especialmente del Municipio de Quito, para garantizar el abastecimiento mediante tanqueros, vertientes seguras y medidas de emergencia que minimicen las pérdidas económicas y sanitarias.

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