Decenas de vendedores informales empiezan a agruparse en las calles Chile y Ayacucho, en el centro de la ciudad, para hacer un plantón para exigir que los dejen trabajar.

Aseguraron que por las aglomeraciones reportadas y el hecho de que los pasillos y veredas del lugar estar siempre llenas, los clientes se habían vuelto el blanco de los delincuentes; que, como confirmó en su momento la Policía, se hacían pasar por vendedores ambulantes. 

A esta hora, a causa de la protesta, se ha formado un embotellamiento de los carros que circulan por la calle Chile.

Los vendedores pretenden caminar hasta el edificio del Cabildo. Aunque los dirigentes han indicado que será una protesta pacífica en el lugar hay unos 160 agentes del orden entre la Policía Nacional y los metropolitanos.

Entre los vendedores informales está Rolando Cevallos, quien dice que trabajó en una empresa hasta que empezó la pandemia de la COVID-19. "Quiero dar de comer a mis hijos con trabajo honrado, no soy delincuente", grita.

Al plantón también han acudido extranjeros que en las ventas informales han encontrado la forma de ganarse unos dólares para sobrevivir tras migrar de su país, por ejemplo de Venezuela.