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Verde que nace del concreto

Proyecto EcoRevuelta combina el reciclaje y los huertos caseros. Con materiales reutilizados y dentro de un departamento, un joven siembra plantas

EcoRevuelta
Bruno creó su propio invernadero y también una compostera con lombrices.Gelitza Robles

Para comer, para no volverse loco, para afianzar sus ideales, para germinar vida en Guayaquil mientras la muerte rondaba. Bruno Carranza tiene un Edén en el piso 12 de una mole de cemento. Si alguien se para en Aguirre y Chimborazo y mira hacia arriba al edificio donde vive, de su ventana salen incontables ramas verdosas que resaltan en el gris que abunda en el centro porteño.

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Son plantas de tomate, ajíes de múltiples variedades, melones... Sí, todas sembradas, germinadas y cosechadas en un apartamento. Bruno se sienta en medio de su huerto y cuenta cómo empezó EcoRevuelta, proyecto que llegó al puesto 12, entre los 500 mejores de los Premios Latinoamérica Verde 2020.

Luego de todo este proceso, que empezó a la par del aislamiento por la pandemia del COVID-19 en marzo pasado, Bruno se atreve a aumentar una ‘R’ a las 4R de la sostenibilidad: reduce, reutiliza, repara, recicla y ¡resiste! Así, con admirativas en la quinta R.

Esto lo traslada a un día en el que le tocó salir a hacer las compras, se protegió con un escudo de fundas y fue al mercado a buscar víveres. Le vendieron tres tomates verdes por cinco dólares y aquello le pareció una locura. ¿Por qué no sembrarlo yo en casa?, pensó. Recordó cuando, seis meses antes, había escupido una semilla de ají en una maceta que tenía y de esta creció una planta que le ha dado infinidad de frutos.

Recoge colillas de cigarrillo, las recicla y las convierte en macetas pequeñas para las plantas.

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En estos pequeños recipientes pone las semillas hasta que germinen y las pasa a las macetas.Gelitza Robles

Así que, sin tener nada, decidió tomar las semillas de esos tomates y, con la ‘escuela’ de Google, sembrarlos. La tierra para una maceta, dice entre risas, la ‘robó’ de una de las jardineras de una estación de la Metrovía.

Y así empezó una actividad que ocuparía su tiempo durante todo el aislamiento. Dice que fue un proceso de aprendizaje, de desestrés, de reafirmar y crear incentivos para contagiar su amor por el reciclaje y el cuidado medioambiental.

Para sembrar y cosechar, Bruno reutilizó todo lo que tenía en casa, pues ese es uno de los mensajes principales que quiere emitir con EcoRevuelta, que todo se reúse y se evite la compra de objetos hechos de plástico que contribuyan a crear más basura.

Por ejemplo, para los semilleros usó cartones de huevos; para las macetas, botellas vacías, latas de atún, tarrinas, vasos; para crear una regadera, le hizo huecos a la tapa enroscable de una botella y listo. Hasta creó su propio invernadero con el cartón de un electrodoméstico que tenía y unas láminas de plástico.

Bruno es diseñador y desde hace tres años también elaboró productos de uso cotidiano como cepillos de dientes y cubiertos, pero hechos de bambú. Todo esto encaminado a que la gente se contagie con la conciencia ambiental.

En casa

El emprendedor asegura que un huerto puede instalarse en cualquier sitio donde dé un poco de sol. En EcoRevuelta, él también asesora a quienes quieran empezar a sembrar y cosechar sus propios alimentos de manera orgánica y libre de cualquier químico.

Su cuenta de instagram @ecorevuelta ha sido una especie de bitácora donde registra el progreso de sus plantas y de las personas que se han interesado en adquirirlas. Él no solo entrega plantas, sino también huertos en cajas de cartón que él ha reciclado y creado.

“En EcoRevuelta sembramos en el concreto, reutilizamos los desperdicios transformándolos en vida y te la llevamos a tu hogar”, se lee en una de sus publicaciones.