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Video destapa el lado oscuro del comercio en Guayaquil: "La corrupción regresó"
Comerciantes formales de la Bahía de Guayaquil denuncian competencia desigual, ruido constante y sospechas de corrupción en metropolitanos
“A los comerciantes informales hay que censarlos y ordenarlos, porque mueven la economía en el centro de Guayaquil. Hay que buscar un sector donde podamos crear un centro comercial popular”, prometía en noviembre de 2022 Aquiles Álvarez, entonces candidato a la Alcaldía.
(Lea también: Captan supuesta coima en la Bahía de Guayaquil: “Si no pagamos, nos quitan todo”)
Más de dos años después, ya como alcalde, lo único que se ha materializado respecto a este tema son corredores provisionales en temporadas como la navideña o el regreso a clases.
El resto del año, el panorama en la Bahía sigue siendo el mismo: desorden en los pasillos, competencia desigual entre formales e informales y ahora, además, la sombra de la corrupción reavivada por un video que muestra a un metropolitano recibiendo un supuesto pago.
En medio de estantes repletos de camisetas y telas estampadas de su negocio, Lucía Peña, vocera del Frente Único de Organizaciones de la Bahía, lamenta que la desigualdad en la competencia es la raíz del problema con los vendedores irregulares.
“Nosotros pagamos impuestos, guardianía, luz, teléfono, agua, RUC y empleados. De cada producto apenas sacamos un 30% de ganancia, mientras que los informales venden lo mismo, se llevan solo 50 centavos y no cargan con estos costos. Ellos no son enemigos, son compañeros que buscan sobrevivir, pero la competencia no es justa”, asegura.

Peña insiste en que los comerciantes regulados hacen el esfuerzo de acatar las ordenanzas y dejar libres los pasillos para evitar las ‘montoneras’, donde hay robos. Pero justo ahí se instalan los informales, generando discordia.
El tema, agrega, no solo es económico. También está la desconfianza hacia los agentes metropolitanos, que deberían ser un apoyo, pero hoy son vistos con sospecha. “Deben sacar a los malos elementos para que no contaminen a los nuevos... es la única cura”.
Recuerda que en 2021, tras una marcha organizada por los comerciantes, más de 100 agentes fueron separados -paulatinamente- de la institución por casos de corrupción. “Ese escarmiento sirvió”, dice, convencida de que fue lo que permitió un reordenamiento parcial de la Bahía. Pero con el reciente video viral, teme que aquel avance se esté diluyendo.
El desgaste cotidiano de los comerciantes en la Bahía
Si Peña enfatiza las diferencias económicas y la falta de control, Ermo Chamba, comerciante de calzado, pone sobre la mesa un problema silencioso: el impacto del ruido en la salud de quienes viven día a día en la Bahía.

“Yo estoy afectado en lo personal. Mi audición está cada vez peor, incluso he pensado en dejar este trabajo, pero no puedo. Los voceadores, los taxirutas, los aguateros, los predicadores con bocinas… es difícil trabajar así”, confiesa.
El Código Municipal sanciona con hasta 940 dólares el ruido excesivo en espacios públicos, pero Chamba asegura que la norma es letra muerta. “Aquí nadie controla nada. El ruido es constante y provoca problemas psicológicos también”, señala.
Su temor va más allá de la contaminación sonora. Tras ver el video que recorrió las redes, Chamba coincide con Peña en que se está reviviendo un pasado que parecía superado. “La corrupción regresó, y si no se sanciona este caso, lo más probable es que aumente cada vez más”.
La Bahía de Guayaquil: Una mirada desde el urbanismo
Para el arquitecto urbanista Luis Cubillos, el comercio informal no puede verse como un simple problema, sino como una parte integral de la economía y la vida urbana de Guayaquil. “Guayaquil es una ciudad comercial. Todo el mundo que quiere prosperar tiene una iniciativa económica. El comercio ambulante no es un enemigo, sino una oportunidad para dinamizar la economía familiar y local”, explica.
Cuando se le consultó si el diseño urbano de la Bahía influye en la proliferación del comercio informal, Cubillos fue claro: “No veo yo elementos en la Bahía para que digamos que eso incentiva el comercio informal. El comerciante va a donde hay negocios, donde hay posibilidad de negocio. El comerciante es un activador de la actividad económica: si no hay otros negocios alrededor, vende menos. Por eso, formal o informal, todos contribuyen al dinamismo de la ciudad”.

El urbanista propone modelos temporales, inspirados en experiencias internacionales. “En Madrid, por ejemplo, mercados populares se instalan los fines de semana en el barrio de Cuatro Caminos. Esto activa la economía, revaloriza zonas olvidadas y no afecta a los vecinos el resto de la semana. Aquí en Guayaquil podríamos replicar algo similar, definiendo días y horarios para ciertas calles, sin necesidad de cubículos permanentes”.
Además, enfatiza que la inclusión debe ir acompañada de un control municipal efectivo: “Los agentes metropolitanos tienen que garantizar que todos puedan ejercer su actividad sin perjudicar a los demás. Que los peatones transiten libremente, que los comerciantes formales puedan trabajar y que los informales no tengan que recurrir a la coima para sobrevivir”.
Cubillos también critica construcciones que alteran el carácter del espacio público. “Grandes centros comerciales en la avenida Olmedo contradicen la función original de estas áreas: deberían ser para la gente, no para edificios que interrumpen la actividad comercial y social”, dijo, en relación a una nueva contrucción que se erige actualmente entre las calles Olmedo y Chimborazo.
En resumen, su visión combina planificación, inclusión y regulación: crear condiciones para que el comercio funcione ordenadamente, proteger el espacio público y fomentar que todos los actores de la ciudad se beneficien sin que nadie sea desplazado o forzado a prácticas corruptas.
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