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Diario Extra Ecuador

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Violencia psicológica y relaciones tóxicas

El maltrato psicológico usualmente viene por parte de tu pareja.

Imagen referencial. La violencia psicológica afecta el autoestima de las víctimas.

Imagen referencial. La violencia psicológica afecta el autoestima de las víctimas.Pixabay

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A diferencia de la violencia física —que desencadena en situaciones trágicas e incluso la muerte— los casos de violencia psicológica atacan directo al autoestima en un proceso envolvente. Es el “enemigo silencioso” de las víctimas porque, en muchas ocasiones, ni la persona afectada o el perpetrador se dan cuenta de la situación.

Existen diferentes clases de violencia psicológica que van desde manipulación y exceso de control, hasta constantes ataques a la salud mental de la víctima.

EXTRA conversó con algunas mujeres que vivieron, en algún momento de su vida, este tipo de situaciones. Estos son sus testimonios.

Andrea G., 22 años

“Cuando quedé embarazada, él no quería decirle a los papás sobre mí, incluso me ocultaba de los amigos. Muchas veces me repetía que era un ‘cerdo’ porque había subido de peso debido al embarazo.

Cuando nació mi hija, nunca me pasó un solo dólar. Solo venía a mi casa para hacerme problema porque quería llevársela, a pesar de que siempre se quejaba de estar sin plata. Era capaz de todo con tal de que yo lo mantenga y siempre me manipulaba para que le tenga pena.

La única vez que vio a mi hija fue cuando vino a buscarme para que le preste mi celular solo para tomarle fotos y poderlas subir a sus redes sociales.

Siempre me repetía que sería incapaz de pegarle a una mujer, pero no necesitó hacerlo para haberse convertido en mi peor experiencia.

Muchos de los casos suelen mantenerse en secreto por temor al rechazo. O terminan en el olvido luego de contarlas, ya sea por falta de apoyo familiar o por parte de las autoridades.

Majo C., 21 años

Me celaba por absolutamente todo. No permitía ni que hiciera trabajos en grupo con otros amigos y me obligaba a mandarle 3 fotos diarias.

Cuando terminamos, se amarró con otra chica pero aún así venía a buscarme. Esta chica se enteró y me hizo un drama así que yo decidí contarle que mi ex me estaba buscando.

Él, lleno de odio, me envió un mensaje diciendo: “No me conformaré con que tu vida terminé en llamas. Yo destruiré las cenizas”, desde ese día no pude vivir. Me esperaba en el tramo del expreso a mi apartamento, me insultaba, me tocaba...

Llamó a mi mamá a decirle que yo realmente era una drogadicta y puta, literalmente que cobraba por tener sexo. Lo hizo tan bien que de alguna manera puso a mi madre en contra de mi. Nadie me creía y yo no sabía a quién contarle. Me aisló de todo el mundo.

En dos ocasiones me obligó a hacerle un blowjob mientras tenía una navaja en el cuello.

Exploté y enfrenté a mi mamá, me daba tanta vergüenza contarle pero tuve que mostrarle los mensajes que me enviaba y se puso a llorar.

Cuando fui a poner la denuncia en la fiscalía, la notaria me dijo: “ay niña si vio lo que le pasó por haber abierto las piernas. Debe buscar a Dios”.

El acoso es otra forma de violencia psicológica. Se evidencia desde mensajes repetitivos, ataques constantes luego de ser rechazado hasta invasión de la propiedad privada. Muchos de esos casos son denunciados pero no llegan a tomarse en serio hasta que sobrepasan los límites. No hay que tomar a la ligera las señales de que una persona está violando tu espacio personal e interfiriendo con tu día a día mientras genera un ambiente de peligro.

Sofía S., 21 años

Yo tomaba lecciones de violín y había clases en donde nos mezclaban a un montón de niños y ahí conocí a uno de 12 del que me hice amiga, pero no era mi mejor amigo ni nada por el estilo.

Cuando salí del conservatorio, él ya tenía 14 años, desde ese momento, me ha acosado por internet. Le ha escrito mails a mi tía, a mi mamá, le ha escrito mails a gente que conozco y gente que no, preguntando por mí.

Tengo 21 y él ahora tiene que tener como 26 años. Hasta ahora me escribe, por cualquier red social me busca.

Primero empezó mandándome mails de que quisiera que nos volvamos a ver, luego me decía que se quería matar y que yo era lo único que lo mantenía vivo. Me contaba siempre que me extrañaba, que yo era la luz de su vida. Solo le respondía una vez cada dos años diciéndole que no nos conocíamos, que yo no era la misma persona que a los 7 años y que por favor se enfoque en las personas reales de su vida.

Ahí es cuando se ponía más violento y empezaba a insultarme.

Todo terminó en abril de este año cuando me escribió diciéndome que yo era escoria, una puta, una basura y que era igual a toda la gente de mierda. Me dijo que él solo quería ser mi amigo y que no se lo permití. Que me amaba pero ahora me odia.

Varias veces le dije que debería buscar ayuda, hablar con alguien, incluso le dije que tengo novio, que le deseo lo mejor en la vida, pero nunca entendió nada.

No sé por qué se obsesionó conmigo más allá de porque yo era amable con él, pero yo tenía siete años, ¿entiendes?

Entre muchos de los testimonios de chicas entre 20 – 25 años, se estableció un patrón repetitivo en las anécdotas que involucran abusos verbales, amenazas, humillaciones, críticas, y técnicas de manipulación e intimidación un poco más sutiles.

“Actuaba agresivo la mayor parte del tiempo y me sacaba celos innecesarios... era muy común en discusiones para él mencionar que quería matarse, y eso me llenaba de terror”.

“Era como si intentara desollarme viva y bajarme él autoestima al nivel de la de él. Pero yo quería arreglarlo así que lo perdonaba”.

“Me hacía sentir culpable siempre y llegué a un nivel de codependencia que literalmente naturalizaba todo porque creía que era cierto. Mientras me ponía los cachos me decía que todo era mi culpa”.

“Nunca me hizo sentir segura, las peleas eran constantes, me leía los mensajes, me hizo pelearme con personas, de alguna forma controlaba todo para que siempre quede yo como una loca”.

Las historias inician con el personaje del chico demostrando que es la mejor opción para una relación y cuando transcurre el tiempo, todo se transforma, dejando a la víctima añorando los momentos en los que “no era así”, razón por la que se quedan junto a él por tanto tiempo. La víctima de violencia psicológica se convierte en una persona sin autoestima, con la idea de que es el héroe de la vida de su abusador e incluso, si la experiencia genera estrés post-traumático, ocasiona que la persona afectada se aísle de su entorno.

El primer paso para salir adelante de una relación junto a un abusador es identificar el problema. Reconocer que no es normal que ataquen tu autoestima y sentir miedo. Cuenta tu historia, comparte tu experiencia con otras personas que hayan pasado por lo mismo. Si aún no estás decidida a salir de la relación por cualquier factor, puedes empezar poco a poco a buscar una solución a corto plazo como; establecer reglas, no involucrarte mucho en las peleas, tener claro que no es tu culpa, buscar ayuda y planear una salida, por salud mental y seguridad, una relación tóxica no puede durar toda la vida.

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