Buena Vida
Las bicicletas son las mejores amigas de estos guayaquileños
Viven en diferentes partes de la urbe, pero eligieron este medio de transporte para movilizarse a diario.

Jorge Franco sube su bicicleta en el ascensor hasta el quinto piso.
El jueves 22 de septiembre se conmemoró el Día mundial sin auto. Y aunque ninguno de estos tres guayaquileños conocía sobre la existencia de la fecha, dan ejemplo día a día de que sí es posible movilizarse de manera más amigable con el medio ambiente.
Luis Aníbal, Andrés y Jorge compartieron con EXTRA sus historias en bicicleta.
¿Ha visto al señor de la ‘bici’ doble?
En contraste con el tráfico que se forma en las intersecciones de las calles céntricas de Guayaquil, llama la atención la tranquilidad con la que Luis Aníbal Flores, de 55 años, esquiva las molestias. Pero no lo hace solo porque anda en bicicleta, sino porque la suya es poco común: tiene doble asiento.
Lleva 15 años pedaleando. Y desde hace tres se moviliza a diario en su mimada amarilla y doble, que fabricó con la ayuda de un amigo.
Llegar desde su hogar, en el Guasmo Central, hasta el sector céntrico, donde se desempeña como cuidador de carros, le toma cerca de 40 minutos.
En ella también lleva a sus dos hijos a la escuela y al colegio, respectivamente.
“Desde allá me los traigo de mañana y en la noche me los llevo en este transporte”, cuenta, mientras asegura su bici en un poste, con la ayuda de una cadena.
Optó por llevar a sus hijos de esta manera para evitar el ajetreo de los colectivos.
Reconoce que es poco común encontrar una ‘bici’ similar a la suya. “Hay de estas, pero americanas”. Sin embargo la suya es más especial porque él ‘metió mano’ en su creación.
Era una bicicleta normal, de un solo puesto, a la que le sumó elementos. “Poco a poco la fui haciendo con la ayuda de un maestro de taller de bicicleta. Yo sé de soldadura, así que él me iba diciendo qué hacer”, detalla.
Además de los dos asientos, tiene dos pares de pedales que permiten que si uno de los pasajeros se cansa, el otro pueda continuar impulsando el medio de transporte.
Pese a que su ‘bici’ no tiene un nombre especial, sí admite que cuando gana Barcelona la ‘tunea’ acorde al momento.
“Para más adelante tengo la idea de hacer otra bicicleta más larga”, adelanta, pues le gustaría que tuviera más espacio para que su familia cupiera completa.
Dejó el carro por la pedaleada
Hace un año, la vida de Andrés López registró un cambio importante: dejó de usar su carro para comenzar a pedalear.
Este músico y escritor, de 34 años, se subió a su bici porque quiso obligarse a mantenerse activo.
Todos los días recorre entre 10 a 15 kilómetros, desde su casa al trabajo, ambos en el norte de Guayaquil.
Aunque disfruta esta manera de movilización, también considera que hay aspectos que aún faltan para que un ciclista pueda manejar con tranquilidad.
“Los conductores de autos no te respetan y te tiran el carro en las intersecciones”, lamenta.
Otro de los inconvenientes con los que se ha encontrado en este lapso es la falta de parqueaderos para bicicletas en lugares públicos y privados. “Siempre hay que dejarla con el guardia para que te la mire”.
Pero Andrés no solo emplea su bicicleta para ir de casa al trabajo y del trabajo a la casa. “También voy a visitar a amigos o me transporto a otros lados a veces. Los fines de semana salgo a dar una vuelta”, añade.
Sube cuatro pisos con su ‘Metáfora’
“Aquí en Guayaquil, ante la falta de parqueo, debes andar con tu cadenita e improvisar: un poste, una reja”, exclama el comunicador y poeta Jorge Franco, quien desde hace cinco años comenzó a transportarse en bicicleta.
De lunes a viernes pedalea desde el sector de la Kennedy, al norte de la urbe, hasta su trabajo en una fundación cultural, ubicada en el centro. Y, como su oficina queda en un cuarto piso, la sube hasta allí para tenerla más segura.
“Afortunadamente hay ascensor. Si no tendría que hacerlo por las escaleras”, exclama, antes de mostrar cómo consigue que su medio de transporte quepa en el reducido espacio. La inclina un poco, la coloca en diagonal y se ubica en la esquina que queda libre entre esta y los botones del elevador.
Su primera ‘bici’ se la compró a un amigo de la universidad. Era una ‘panadera’ roja que la restauró con ayuda de su tío. Más tarde, adquirió una de color negro a la que llamó ‘Nube de lluvia’. En la actualidad maneja una de color naranja, a la que bautizó ‘Metáfora’. “A toda actividad, siempre que puedo voy en bici”.