SUSCRIBIRME POR $1/ 1 MES

Exclusivo
Buena vida

¡A ciudar al cuidador!

Quien atiende a una persona en una situación de vulnerabilidad o enfermedad está expuesta a un nivel de presión, el cual puede repercutir en su salud y en la de aquellos que lo rodean

cuidador
Es importante que el cuidador se encuentre bien de salud física y mental para poder asistir al otro.

Varias horas de cuidado, alimentación, aseo, entre otras atenciones, puede realizar una persona que asiste a otra, la cual se encuentra en un estado avanzado de la enfermedad, es adulto mayor o tiene alguna discapacidad.

Estos individuos requieren de ayuda y si se cuenta con dinero puede contratar a un profesional de la salud que se encargue de esta labor, pero generalmente es un familiar quien tiene la voluntad o capacidad necesaria para hacerlo, manifiesta Christian Montero, psicólogo clínico y catedrático.

Si esta actividad recae en una sola persona pueden darse consecuencias psicológicas negativas, como experimentar cuadros de tristeza y desesperación. De igual forma aparecerán los primeros síntomas de depresión, sostiene María de Lourdes Lecaro, psicóloga clínica.

“Pueden surgir problemas de sueño, sensación de cansancio, palpitaciones, cambios bruscos de humor (afectando las relaciones), comer demasiado o muy poco. Si se compromete la vida, la salud y el bienestar del cuidador, el ser dependiente de él también saldrá afectado”, enfatiza la experta en salud mental. 

RELACIONADAS

Cuidadoras por naturaleza

Por lo general son las mujeres quienes más ejercen este rol. Tienen esa capacidad innata de atender a la familia, pero lamentablemente ancianos, adolescentes y en pocos casos niños, desempeñan este papel, dice Lecaro. “Cuando los menores ejercen esta función obstaculizan sus etapas”, indica la especialista, quien menciona que el cuadro se complica cuando hay dificultades en la movilidad del ‘paciente’, por lo que el nivel de esfuerzo y cansancio es el doble y se incrementa cuando el que asiste es adulto mayor. 

EXTRATIPS

  1. Que entre los miembros de la familia compartan los cuidados y horarios. Que se turnen, así será más llevadera la jornada.
  2. Que ellos traten de tener tiempo para sí mismos. Por ejemplo, que realicen actividades diarias que le generen relajamiento y a la vez que lo entretengan. Asimismo no deben olvidar suplir sus necesidades básicas, tales como comer, dormir, entre otras. Y que no descuide su parte física, que camine, corra, practique alguna rutina, esta le ayudará a liberarse de las tensiones.
  3. Exteriorizar cómo se encuentra emocionalmente. Es básico que abiertamente hable de sus pensamientos y sentimientos. Que cuente sus temores, frustraciones o los resentimientos que pudiera tener, hacerlo es como un escape emocional. Puede conversar con algún grupo de apoyo, amigos o incluso recurrir a un psicólogo.
  4. Que se empapen bien de la situación médica de quien asisten. Así podrán cuidarlo de una mejor manera y habrá menos oportunidad para que aparezca la sensación de culpabilidad, impotencia o frustración.
  5. Trate de alguna manera que el paciente sea independiente. Permita que haga las actividades que más pueda por sí mismo, con ello logra su autonomía.
  6. Lo peor que puede hacer un cuidador es aislarse. Este debe permanecer en contacto social; no hay nada mejor para la psiquis que rodearse de seres queridos y pasar tiempos con ellos. 
RELACIONADAS
”Que él no se centre en sus fallas como cuidador, sino que tenga un buen concepto de sí mismo, eso incrementará su autoestima”.María de Lourdes Lecaro, psicóloga clínica
"El autocuidado es un valioso recurso de la personalidad, necesario para evitar caer en una situación complicada en su salud integral”.Christian Montero, psicólogo clínico y catedrático