Buena Vida
La sensación de frío en Quito se debe a dos razones
Los técnicos del Inamhi explican que existen dos particularidades en el 2017, en comparación a años anteriores.

Los técnicos del Inamhi explican que existen dos particularidades en el 2017, en comparación a años anteriores.
Dos particularidades responden a la pregunta que muchos capitalinos se han hecho en los últimos tres meses: ¿Por qué hace tanto frío en Quito?
En comparación a años anteriores, la temperatura habitual en temporada invernal, de 20 a 22 grados centígrados, no ha estado marcada. Según el Inamhi, las condiciones climáticas son claras: presencia de nubosidad y la humedad muy alta.
El frío es ‘congelante’, revelan algunos quiteños, quienes han optado por permanecer, incluso dentro de lugares cálidos, con sus abrigos de algodón sintético.
Los técnicos del Inamhi explican que, debido a esas dos particularidades, la falta de reacción del sol en horas la mañana provoca aquella sensación térmica inusual.
Sin embargo, no hay por qué alarmarse. “Es normal”, señala el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología. Pues cuando llueve, el descenso de temperatura es común.
Pero la sensación gélida ha dificultado las labores diarias que se realizan en la urbe. Por ejemplo, Janeth Suárez sacaba a pasear cada mañana a su nieto, para que el pequeño pudiera tomar el sol.
Debido al frío y a la llovizna frecuente, el parque que visitaban se ha llenado de charcos y, por ende, el césped mojado es algo que aleja de la distracción al niño.
Y pese a que lo cubre con gorra, guantes y algunas otras prendas térmicas, resulta tortuoso exponer al menor de edad al frío. Lo que le preocupa es que pudiera contraer alguna enfermedad, pues han habido jornadas en las que la temperatura baja hasta los siete grados.
¿Cómo responde el cuerpo humano al frío?
El cuerpo humano tiene mecanismos de defensa para intentar aumentar la temperatura cuando hace frío, según la BBC Mundo.
Los dientes castañetean, los músculos tiemblan, los vellos se erizan y la ‘piel parece la de una gallina’. Allí entra en acción el hipotálamo, una glándula del cerebro que actúa como ‘termostato’.
Esta glándula estimula las reacciones del ser humano para mantener los órganos vitales del cuerpo mientras encuentra calor.
En Quito, los abrigos y bufandas concentran el calor y disminuyen las posibilidades de la hipotermia. Es por ello que Paola Piedra, quien trabaja en la avenida Naciones Unidas, prefiere andar a cargar todas estas prendas, a pesar de que en el transcurso del día puedan generar molestia.
Y, aunque el invierno se ha acentuado este año, el Inamhi explica que no se pueden considerar temperaturas extremas en la ciudad, ya que aún están en los parámetros normales.