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Buena Vida

La mofle, sin pelos en la lengua
¿Será tan divertida como aparece en pantalla? Esa era mi pregunta, por lo que decidí invitar a la famosa Mofle a pasar una tarde juntas para descubrirlo. ¿Su respuesta a mi pedido? “Claro, ñañita”.
¿Será tan divertida como aparece en pantalla? Esa era mi pregunta, por lo que decidí invitar a la famosa Mofle a pasar una tarde juntas para descubrirlo. ¿Su respuesta a mi pedido? “Claro, ñañita”.
La Mofle es como nosotras, trabaja, tiene una pareja y de noche... quién sabe, como ella dice.
Compartir con ella es como estar con una amiga de toda la vida. Y así se la siente: audaz y original.
Lo primero que hizo al llegar al lugar acordado fue gritar desde lejos “Ñaña, sí que vengo cansada” y luego de las primeras palabras introductorias de toda típica conversación, nos sentamos a tomar un café. “¿Pero qué es esto que me traes?” le dijo a la mesera cuando recibió su café con azúcar dietético, “a mí dame azúcar de verdad”. Mi siguiente pregunta la hirió más que el error con el azúcar: “¿Nunca haces dieta, Mofle? Deberías de empezar a cuidarte un poco?”. Imaginarse lo que me respondió es un caudal de carcajadas, con frases como “¡Qué es que te pasa, que no me ves que yo estoy rica!”, “¿Yo? Dieta no, ñañita, si así estoy hermosa” y la más repetida “Si a mí las mujeres me envidian por cómo me miran los hombres”.
Fresca y sin problemas, la conversación fue amena. Ocasionalmente pegaba sus gritos que son casi impredecibles y que me tomaban como un bombazo de agua. Y es que su imagen ya es tan conocida que no pudimos evitar ver a unos cuantos con la ‘oreja parada’ en el vidrio de la cafetería. Ella al escuchar sus susurros les decía: “Hablenme claro, que yo soy la Mofle”. Y así es: directa y sin vergüenzas. De más está relatar que estaba en lo correcto cuando me afirmó que no necesitaba adelgazar, ya que en tan solo una hora el número de pretendientes que se acercaron para invitarla a comer fue mayor al que he tenido en mis 23 años de vida.
¿Cansada de ser famosa?
“Para nada”, expresó la diva. En su andar se le nota cómo ama a la gente y disfruta formando parte de sus fotos y vídeos que tanto le piden que haga. Su respuesta siempre positiva ante las diferentes demandas de sus fans, me esclareció la duda de si era posible ser famosa y gentil. Y creo que en esas dos características no está la respuesta, sino más bien dentro de la persona, porque cuando eres segura de ti misma no tienes por qué sentirte más que los demás.
En la política
Candidata a la presidencia ‘por necesidad’. “La única manera en que yo puedo arreglar las cosas que están mal en este país, es siendo la presidenta”. Y así se lanzó con su partido MOFLE: Mujeres o féminas libres ecuatorianas. Y como no es de sorprenderse, sus seguidores se multiplican a diario. Así fue como un grupo de jóvenes creó el colectivo Mofle Siempre Contigo, que se encarga no solo de la recolección de firmas, sino además de la financiación de la campaña.
Por ahora su relación con los demás candidatos se mantiene intacta, ya que explicó que todos buscan un cambio. Una sonrisa coquetona se esbozó cuando el nombre Dalo Bucaram fue mencionado. Y parece que el interés va de los dos lados, pero no con el mismo sentido, pues él quería que la Mofle formara parte de su binomio, a lo cual ella explicó que le agradecía pero que se iba a lanzar de manera independiente. Y eso sí, dejó bien claro que aunque a su mejor amiga Flor María Palomeque le lleguen muchas ofertas para entrar en la política, ella le advirtió que ni se le ocurra meterse, que se quede ‘quietita’ porque ella frenteaba por las dos.
El cambio
Mi cambio de look inició en el momento en que ‘las delicias de la vida’ centraron la conversación. Desde mi sonrojo cuando me preguntó sin escrúpulos sobre mi vida sexual, llegamos a que su percepción de mí era la de una persona rígida. “Te falta vida, hijita. Desde que yo te vi, yo ya sabía cómo eras”. Y la verdad, no considero que me falta ‘vida’, pero como no era la primera vez que escuchaba un comentario sobre mi apariencia, decidí probar para ver qué tal me iba. Nos dirigimos a una tienda de ropa cercana, en la cual no perdió el tiempo para elegir las prendas más radiantes que jamás he visto.
Mi camisa rosada fue cambiada por un vestido apretado con estampado de leopardo y brillos. Me negué a quitarme el pantalón porque no sentí que mi anatomía daba para mostrar mis piernas en ese momento. Mi cola de caballo ‘despeinada’ y con ‘canas’ (“Pero son rayitos, Mofle” le dije... “No, hijita, a ti sí que te odian. ¿Quién te ha hecho esos rayitos para que nunca vuelvas?”, me descargó) estaba suelta y con un enorme rulo ubicado justo en la parte superior de mi frente. Me aconsejó que cambie mis zapatos de trabajar por unas sandalias más cómodas y que use colores más vivos. Después de modelar un poco por los alrededores me pregunté si era posible realmente sentirse cómoda así, y creo que la respuesta para mí fue que no. Porque yo estaba imitando el estilo de otra persona, el cual es de ella y de nadie más. Lo que tenía que hacer en cambio era dejar de esconderme y quererme de manera auténtica. Tenía que robarme de la Mofle su bandera de originalidad, salir a divertirme creyendo en mí y con una vestimenta que destaque mis puntos fuertes y personalidad. Y así fue cómo esas horas con la Mofle me hicieron no solo quererla más, sino también quererme más.
FRASES
- “Me parece que a veces en la farándula hay mucha hipocresía”.
-”Tiene que haber libertad de expresión y libertad de elección”.
-”Lo mas sexy de una mujer es la personalidad. Por eso cuando voy por la calle me envidian”.
-”Uno tiene que mostrarse como es”.
-”Carolina Jaume me tiene odio por mi cuerpo. Ella tendría que volver a nacer para ser como yo. Ella me llama de vez en cuando para pedirme consejos, pero ya no se como decirle que nunca va a igualarme”.