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Mamá sin drama

Las frases que siempre dicen las madres contienen grandes lecciones de vida.CANVA.

Mi mamá me crio con estas frases y sin saberlo me dio lecciones para toda la vida

Las madres de antes no leían libros de crianza positiva, ni seguían cuentas de Instagram con consejos para educar. Pero aún así, dejaron huella

“Esta casa no es hotel”, “Porque lo digo yo y punto”, “Cuando tengas tus hijos, me entenderás”. Frases como estas forman parte del diccionario emocional de varias generaciones que crecieron en hogares donde la autoridad de la madre era incuestionable y el amor se manifestaba con límites claros, a veces duros, pero siempre con la intención de formar adultos responsables.

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Irma Granda, hoy madre de dos adolescentes, recuerda entre risas una de las que más le repetía su mamá: “No te estoy pidiendo, te estoy avisando”. Era, dice, su forma directa de dejar claro que no había lugar para negociar. “Hoy yo me río, pero la uso igual con mis hijos… aunque trato de explicarla después”, admite, consciente de que, aunque los tiempos han cambiado, ciertos mensajes siguen teniendo fuerza.

Gloria Zhuma, de 46 años, también se transporta con facilidad a esos días de infancia cuando su madre, estricta y sin pelos en la lengua, imponía orden con frases como “Si no te callas, te doy en la boca”, especialmente cuando ella o sus hermanos respondían con mala actitud. “Otra que nos decía mucho era ‘donde manda capitán no manda marinero’, la soltaba cuando queríamos chantajearla con cualquier cosa”, cuenta con una sonrisa que mezcla cariño y respeto. 

Aunque hoy no repite las mismas palabras al pie de la letra, reconoce que algo de ese estilo firme persiste. “Con mi hija menor soy más moderna”, asegura, pero admite que de vez en cuando se le escapan cosas como “no tienes otro trabajo que hacer que solo estudiar, así que no te permito que estés reprobando ninguna materia”.

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Gloria junto a su madre y su hija (ambas se llaman Victoria).CORTESÍA.

Francisco, de 38 años, recuerda una que marcó su forma de enfrentar la vida: “Llora, pero hazlo mientras limpias”. Para él, lejos de ser una frase insensible, se convirtió en un lema de acción. “No digo que sea ideal, pero sí me dio una mentalidad de no quedarme quieto ante los problemas, y eso me ayuda mucho hoy”.

Así eran muchas de nuestras madres y abuelas: directas, prácticas, a veces duras, pero profundamente comprometidas con formar hijos responsables. No leían sobre crianza positiva ni sabían lo que era un “pódcast de parentalidad consciente”, pero tenían un instinto afinado que les decía cuándo apretar, cuándo contener y cuándo dejar que aprendiéramos por nuestra cuenta.

La crianza de antes vs. la de ahora

La psicopedagoga y magíster en neuropsicología Lupe Carrión Campaña explica que frases como “Porque lo digo yo y punto” o “Cuando tengas tus hijos me entenderás” eran comunes en generaciones pasadas. Aunque muchas veces se decían sin la intención de herir, Carrión advierte que su repetición constante puede afectar la seguridad emocional del niño. 

“El cerebro infantil es altamente sensible al entorno emocional, y experiencias repetidas moldean no solo la conducta, sino también las conexiones neuronales”, afirma. Según ella, es importante reconocer que detrás de cada comportamiento infantil hay una necesidad o emoción no resuelta. En ese sentido, propone cambiar el lenguaje tradicional por uno más consciente, empático y respetuoso, que ponga límites sin romper la conexión emocional.

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La "crianza positiva" y la "crianza de cristal"

“La crianza positiva no es permisiva”, aclara Carrión. “Es un enfoque que enseña con respeto, sin gritos ni humillaciones, y que parte del vínculo afectivo como base para formar personas emocionalmente sanas”. 

"A diferencia de los modelos tradicionales centrados en la obediencia ciega, los premios y castigos, la crianza positiva propone enseñar a través del ejemplo, la comunicación asertiva y la regulación emocional del adulto", señala.

También cuestiona la idea de que las nuevas generaciones son “de cristal”. “Hoy sabemos mucho más sobre salud mental, desarrollo infantil y apego. Criar con respeto no es debilidad, es responsabilidad. Estamos formando niños con capacidad emocional y fortaleza interior, no con fragilidad”.

Este 2025, el Día de la Madre se celebrará el 11 de mayo.CANVA.

Entonces, ¿estuvo mal cómo nos criaron? No necesariamente. Lo importante es reconocer que muchas madres hicieron lo mejor que pudieron con lo que tenían: intuición, experiencia y un amor que no siempre sabía cómo expresarse, pero que estaba presente en cada comida caliente, en cada regaño bienintencionado y, sí, en cada frase lapidaria que hoy recordamos con una sonrisa.

Este Día de la Madre, más que juzgar el pasado, vale la pena agradecer. Agradecer a esas mujeres que, sin saberlo, nos enseñaron más de lo que decían con palabras. Porque quizás no nos preguntaban cómo nos sentíamos, pero estaban ahí. Y aunque no supieran de regulación emocional, nos dejaron lecciones que nos acompañan toda la vida.

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