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Buena Vida
¿Por qué ciertas personas nos causan ‘mala espina’?
En el inconsciente se guardan recuerdos, los negativos por ejemplo, es lo que se ve en los otros y por eso el rechazo.
Suele pasar. Al ver a alguien por primera vez puede causar ‘mala espina’ sin haberla conocida del todo. Ya sea por sus actos, la primera impresión o la personalidad que provocan un rechazo, en muchos casos, inmediato. En ocasiones no se sabe qué produjo aquello y no parece haber razones. En estos casos en los que el sentimiento propio no se corresponde con la contexto general, se llega a preguntar ¿qué provoca que las personas nos caigan bien o mal a primera vista? Todo, según los especialistas, está en el inconsciente del individuo.
Según expresa la psicóloga clínica Claudia Vásquez del consultorio El Diván, surge de una experiencia que se ha vivido desde hace mucho tiempo y que se ha guardado en el inconsciente. “Aquello puede “dispararse” mediante una reacción de animadversión- advertencia severa- que no tiene una explicación lógica o racional que lo explique”, asegura Vásquez.
Sin embargo, puede existir acciones de afuera que evocan un recuerdo, ya sea un sonido, un olor, una sensación... “Puede activar un recuerdo de una experiencia anterior que se percibe como negativa o dañina para el sujeto, entonces se activa un mecanismo de defensa que busca proteger de daños y de experiencias dolorosas”, agrega Vásquez. Y, aunque la información no pasa de manera consciente, la reacción emocional y sentimental alertan al consciente y le provocan esta sensación de rechazo o de ‘mala espina’.
Este mecanismo de defensa se crea ante lo desconocido, lo que esa persona proyecta: “Ya sea por su diálogo, profesión, o carisma... Al no saber manejar la situación y no saber cómo actuar nos alejamos, lo evadimos”, añade la doctora en psicología clínica Beatriz Gómez Sarmiento, quien atiende en la Alborada, en el norte de Guayaquil.
Otro factor es que las características visibles de esa persona que nos resulta hostil, sean las que se rechazan de nosotros mismos: “Pudiera darse el caso de que esa persona que no me simpatiza se parece a mí y me cae mal porque desearía ser diferente, pero no puedo esforzarme lo suficiente para mejorar como ser humano”, agrega Gómez. Todo esto puede verse como un reflejo de cada uno porque estará condicionado por la forma personal de percibir la vida: “Lo que se ha construido a través de las experiencias vividas”, añade Vásquez.
Si esto pasa incluso sin estar muy seguros de que esos rasgos odiados están presentes o no en esa persona, podría explicarlo una investigación de la Universidad de Wake Forest (Estados Unidos), que asegura que el ser humano tiende a proyectar en los demás algunos de los rasgos de su personalidad. “La percepción que tenemos de otros revela demasiado sobre nosotros mismos”, dice Dustin Wood. Él formó parte de la investigación ‘What you say about others says a lot about you’ (Lo que dices de otros dice mucho de ti).
Por otro lado, las percepciones negativas hacia otras personas, según el estudio, están vinculados a los altos niveles de narcisismo y de comportamiento anticisocial.
Hay otras teorías, sugiere Vásquez, que le dan también otra interpretación, por ejemplo, partiendo de la teoría de la inteligencia emocional. Se entiende esta situación como una reacción generada por la amígdala, ubicada en el cerebro, que se encarga de los juicios rápidos y que genera una respuesta visceral que podemos interpretar como ‘mala espina’ o desagrado, resistencia o antipatía; es una respuesta automática, espontánea e intuitiva y no racional. Puede estar activada por la detección inconsciente de expresiones o movimientos corporales que se relaciona con la ira, la mentira, el desprecio o alguna característica negativa en el lenguaje corporal del otro.