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Regresó la fiesta y el arte al Capitol

Es el primer evento en vivo que se realizó desde ese teatro del centro de Quito. Los bailarines siguieron las medidas de seguridad desde los camerinos hasta las tablas.

Baiilarines
La puesta en escena llegó a miles de personas por redes sociales.Cortesía

Las luces y la música volvieron a copar el teatro Capitol de Quito. Una veintena de danzantes se tomó aquel escenario para formar parte de un encuentro cultural por el mes de las artes.

No hubo público presencial que aplaudiera sus proezas sobre las tablas. Aún así, cientos, quizás miles de corazones digitales, fueron la respuesta de las personas que disfrutaron el evento desde redes sociales.

Los cuatro grupos que bailarían en el teatro llegaron horas antes de la muestra. Dos camerinos, uno para hombres y otro para mujeres, habían sido previamente preparados y equipados con alcohol para los artistas.

En la puerta, los miembros de los elencos fueron desinfectados y se les tomó la temperatura. “Cada bailarín respetó el distanciamiento. Portábamos nuestras mascarillas en todo momento”, coinciden los cuatro representantes del Ballet Quitus.

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Los protocolos de seguridad fueron los mismos para el resto de danzantes. Todos saben que hoy no podría ser de otra manera, especialmente por la acelerada propagación del coronavirus en la capital.

Lo importante, dicen los chicos del Ballet Kallpañan, es que en los vestidores hubo “el espacio suficiente para el calentamiento”.

Luego de los estiramientos, los cuatro hombres y cuatro mujeres se envolvieron en coloridos trajes y danzaron sobre la tarima una coreografía de Pujilí, en Cotopaxi. Con esta los danzantes rindieron homenaje a las fiestas del Corpus Christi. La sincronía de sus movimientos causó el asombro de quienes disfrutaban del baile mediante las plataformas digitales.

Aplausos en la red

Los artistas coinciden en que durante los cinco meses que lleva la crisis sanitaria han tenido que adaptarse a las nuevas modalidades de presentación, incluso de ensayos. Javier Pineda, director del Ballet Folclórico Ñucanchi Allpa, asegura que actualmente el montaje de las coreografías se realiza por Zoom.

Lo mismo ocurre con el resto de elencos, por ejemplo, en Ballet Quitus corrige los pasos de los danzantes de ahí “es trabajo de cada uno irlos puliendo”, precisan.

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El que sus coreografías se transmitan por las plataformas de Internet los ha hecho sentir que se reinventan y que aunque extrañan “el calor del público”, la aceptación ha sido muy bueno. “Nuestra presentación los ha transportado en el tiempo”, dicen los miembros de Quitus.

Los integrantes del Ballet Kallpañan comparan su presentación en Facebook con las que han tenido en televisión. En esas ocasiones también se han presentado para un público presencial limitado. Sin embargo, frente a la pantalla, miles de personas los miran, incluso internacionalmente. 

Mascarillas dentro y fuera de escena

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Los bailarines permanecieron con los cubrebocas en todo momento.Cortesía

Arriba y abajo del escenario, los bailarines de Danza Nacionalista Saruymanda permanecieron con mascarilla y cumpliendo con el distanciamiento social. Los artistas coinciden en que ha sido un poco complicado adaptarse a usarla durante las presentaciones, porque hay momentos en los que llega a faltarles el aire.

El resto de agrupaciones comparte ese criterio, sobre todo por el alto nivel coreográfico que tienen y que por ende requiere un esfuerzo físico grande.

Sin embargo, saben que por el momento y por la cercanía que existe entre los danzantes no hay otra medida de prevención más adecuada para evitar el virus.