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En Reino Unido presentan un superyate con una cápsula para sentirse como 'pez en el agua'
Los tripulantes y huépedes pueden bajar a ella a través de una escalera y acomodarse en su interior y gozar de una vista submarina de 360 grados
La vida en el mar de por sí es maravillosa para muchos, pero la empresa británica Gresham Yacht Design ha querido ir más lejos, y por eso ha presentado un superyate con una cápsula submarina que permite a sus huéspedes descender al agua para disfrutar de una experiencia de visualización sumergida, según se aprecia en un video que la compañía publicó recientemente en Vimeo.
"El estudio británico ha desarrollado un concepto impresionante llamado Hydrosphere", reza la descripción. "Esta idea audaz y emocionante sumerge al propietario y a sus invitados en el entorno oceánico circundante a través del casco de un barco", añade.
En este sentido, Gresham Yacht Design asegura que siguen ampliando los límites de lo que es posible por encima y por delante de la línea de flotación manteniéndose firmemente dentro de las realidades de la ingeniería y las limitaciones de la fabricación.
En la representación hecha por ordenador se observa cómo se abre una escotilla de la parte inferior de la embarcación. Los tripulantes pueden bajar a ella a través de una escalera y acomodarse en su interior mientras gozan de una vista submarina de 360 grados.
¿Cómo funciona?
Según el portal especializado Boat International, el Hydrosphere solo tarda unos minutos en desplegarse. Asimismo, tiene una capacidad para siete personas, a las que permite sentirse como si estuvieran buceando sin ni siquiera salir del yate.
"La única forma alternativa de obtener este tipo de experiencia es buceando en un sumergible", explicó Steve Gresham, diseñador y fundador Gresham Yacht Design. "Sin embargo, eso lleva tiempo", añadió, detallando que por lo menos se tarda una hora.
El Hydrosphere está equipado con luz para iluminar el agua circundante si es de noche y se puede utilizar en cualquier momento, incluso si la embarcación está navegando a la velocidad máxima de dos nudos (3,7 kilómetros por hora). Una vez se termina de usar, se repliega y queda protegida por una trampilla externa.
"Cualquiera que ame el mar y quiera sumergirse en su entorno se sentirá atraído por esta idea, desde los aficionados a la ciencia hasta los emprendedores expertos en tecnología", apuntó Gresham.
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