Salvo que el varón sea judío, no existe una razón que obligue a los padres a realizar la circuncisión a su bebé. Sin embargo, este procedimiento podría ayudarle a evitar ciertas complicaciones que se presentan cuando esta piel redundante no se retrae del todo.

En términos médicos, la circuncisión es la extirpación quirúrgica de la piel que cubre el glande o punta del pene, que se conoce como prepucio; en los bebés ofrece un sistema de defensa que ayuda a prevenir infecciones, pero a medida que el niño crece, es necesario que esta piel empiece a retraerse para poder hacer una buena limpieza del órgano sexual.

Por una tradición religiosa, los judíos practican la circuncisión al bebé al octavo día de nacido, como un precepto que debe cumplir el papá con el hijo, como lo haría Abraham con Isaac (bíblico).

José Ramos Rubio, médico neonatólogo del hospital Francisco de Icaza Bustamente, explica que la circuncisión no es necesaria durante los primeros meses de vida; no obstante, siempre se le indica a la mamá del niño que debe irle bajando la piel cuando lo asee.

“Se lo debe hacer despacio, ya que cuando se lo baja con fuerza o de manera abrupta forma un anillo fibrótico y eso va a provocar como un estrangulamiento de la cabeza del glande”, enfatizó.

La cirugía para evitar esta piel sobrante solo es necesaria cuando el niño, adolescente o adulto empiece a presentar problemas de salud, sobre todo los relacionados a infecciones; fiebres e infecciones recurrentes de las vías urinarias.

El urólogo Douglas Barberán indica que la necesidad de someter al varón a este proceso debe ser considerado cuando existe estrechez del prepucio (fimosis) de nacimiento o aquella que se adquiere durante la vida y que se puede acompañar de procesos inflamatorio e infecciosos del glande y prepucio, además de infecciones urinarias a repetición o que puede atrapar el glande (parafimosis).

En la edad adulta, refiere el sexólogo Édison Pazmiño, la fimosis (el prepucio no se retrae) puede provocar dolor en el momento de la relación sexual. “Puede generar mucha dolencia, muchas fisuras, dolor, desgarros, y obviamente si la persona no se exita con el dolor obviamente esto va a ser muy, muy dramático”, aclaró.

En esos caso es cuando se recomienda hacer la cirugía. Este procedimiento tiene más beneficiosos que riesgos, añadió Barberán:

a) Higiene más sencilla

b) Menos riesgo de padecer infecciones urinarias

c) Menos riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual

d) Prevenir infecciones e inflamaciones del glande y prepucio

e) Hay estudios que hablan de menor riesgo de cáncer de pene y de cérvix en parejas sexuales de hombres circuncidado.