Buena Vida
Tinder, lo que callan los usuarios
La aplicación está disponible en 24 idiomas y no hay límite de edad.

Los encuentros casuales que ofrece Tinder pueden salir bien... o no.
Tinder. No es necesario buscarle definición, porque Tinder vive en los celulares, computadores y cualquier aparato con acceso a Internet. Lo mejor es lo que guarda dentro esta aplicación, que fue creada en 2012 por tres emprendedores universitarios.
El objetivo de Tinder es generar citas sin importar el país, el idioma y lo nada en común que tengan dos personas. Su logo, que tiene la forma de una llama de fuego, ya es una advertencia de lo que puede venir. Crear una cuenta es el proceso más sencillo: puede ser a través de Facebook o solo con el número de celular.
Luego de eso, viene el catálogo de rostros y la actividad de aprobar a una persona o rechazarla solo por el primer ‘flechazo’ que te da su físico. La palabra clave aquí es ‘Match’, que significa que a alguien que le diste ‘Me gusta’, también lo hizo contigo y ¡Bingo! Se abrirá un chat con ese desconocido que quizá pueda convertirse en un gran encuentro o una enorme pesadilla.
Esta manera de juntar extraños también es útil en Ecuador.
Los testimonios a continuación son reales, pero sus nombres han sido protegidos. Todos frecuentaron el sitio durante 2016 y por ahora están inactivos en esta red que tiene algo de amorosa, pero sin finales necesariamente felices.
Carlos, 25 años
“Ya no estoy en el negocio de conocer chicas”
En realidad no es feo, lo disfruté bastante, pero es muy absorbente. Realmente esperan salir y que gastes dinero. Por ejemplo, una chica con la que me hablaba por Tinder me escribió a las 02:00 para decirme: “Oye, vamos a comprar shawarma”, le dije “chévere”. La fui a ver, comimos, no pasó nada y la dejé en su casa. Después de dos días, me dice lo mismo: “Vamos a comer shawarma” y eran como las 03:00, le respondí que: “Bueno, vamos a comer shawarma”. Ya para la tercera vez, ya no fui. Me dije a mí mismo: “No loca, yo no voy a ser el tipo que te lleva a comer shawarma todas las madrugadas”.
Después de una semana le escribí y nunca me respondió. Entonces sí, yo era el tipo que la llevaba siempre al shawarma.
Usé Tinder por un año, tuve unos 108 matches. De esas, me habré citado con 16 chicas, con unas tres sí salí, estuve en algo, pero conservo a ocho amigas de allí.
Ya no lo uso porque me hice un año más viejo y salgo del rango de algunas chicas.
Fernanda, 30 años
“Tal vez no conozca al amor de mi vida, pero me entretengo”
Una vez conocí a un brasileño, me escribió para que nos conozcamos, me insistió mucho. Me pidió que lo vaya a ver al hotel donde estaba hospedado. Dudé: ¿Será que voy o no? Total fui. Lo conocí y me dijo que subamos. Ahí sí pensé: Esto va para otro lado, pero bueno si ya estamos aquí, sigamos. Cosas van, cosas vienen, imagínate lo que pasó, pero entonces me comenzó a decir: “¿Por eso tienes Tinder no? Por que siempre buscas esto ¿no? Esta es tu finalidad con Tinder ¿no?” . Luego nos pusimos a conversar, me contó que tenía un hijo de 6 años y que estaba casado y me quedé: ¡Qué, qué, qué! No puede ser. Hasta que le dije bueno ya me tengo que ir y allí me dice: “¿Oye y no me vas a cobrar nada ¿Esto es gratis?” Ya no contesté y salí de ese cuarto. Me sentí muy mal. Yo ya había usado antes la aplicación y no me había pasado algo así.
Mateo, 24 años
“Me regaló una caja de condones”
Hablé con una chica, le dije para topar y me dijo que “de una”. Cuando estábamos en el carro me dijo que hacía lo que sea si le daba $10. Me pareció que ella estaba haciéndolo con muchas personas, necesitaba ahorrar para el ex de ella que vendía droga.
La situación no me agradó, básicamente se estaba prostituyendo. Me dio bastante pena porque se vio que estaba desesperada y le di $5. La verdad que sí vacilamos, fue todo rápido en el carro. Yo no me sentí bien, así que solo dimos una vuelta y la regresé a su casa. De hecho me regaló condones, ella ya estaba preparada para lo que iba a pasar. Fue una larga tarde rara, divertida, pero rara. Yo solo quería salir y me terminaron ofreciendo servicios sexuales.
Desde ahí dejé de utilizar Tinder, era la primera persona que me encontraba y me pasó eso.