SUSCRÍBETE
Diario Extra Ecuador

Buena Vida

Un carro de juguete circula por las calles de Guayaquil

Este novel piloto es agente de seguridad y se transporta en un original vehículo a pedales. Su próximo objetivo es fabricar dieciocho de estos modelos dentro de poco-

Desde febrero, Tuárez se  desplaza por Guayaquil con total normalidad. Siempre causa asombro y risas entre los viandantes y conductores.

Desde febrero, Tuárez se desplaza por Guayaquil con total normalidad. Siempre causa asombro y risas entre los viandantes y conductores.Fotos: Christian Vinueza

Publicado por

Creado:

Actualizado:

Apenas lo vio, se enamoró de aquel carrito de juguete como si fuera un niño. A sus 42 años, John Tuárez, un agente de seguridad porteño, reconoce que este vehículo de pedales, hierro y plástico fue su más caro sueño, que manejarlo por las calles de Guayaquil solo era una fantasía.

Su ‘amor’ por este auto nació en diciembre de 2016, cuando lo vio estacionado fuera de una casa en la urbanización ‘Bosques de la Costa’, ubicada en el kilómetro 9,8 de vía a la costa. Como nadie lo usaba, preguntó a la propietaria de la vivienda si estaba en venta. Pero se topó con la negativa de la señora porque el carrito pertenecía a una de sus nietas. La desilusión embargó entonces a Tuárez.

Pero dos meses después, los acontecimientos dieron un giro inesperado. El 15 de febrero, la dueña lo llamó para indicarle que ya podía comprarlo si seguía interesado. 80 dólares fue el precio final que pagó por la ilusión de tener su primer carro a pedales. Su alegría fue tal que, en cuanto se lo entregó, se subió a él y condujo hasta su casa ubicada en la 21 y Maldonado, al suroeste de la urbe.

Cosecha miradas, Asombro y vergüenza

Tuárez, que jamás ha manejado un automotor, se desplaza a diario por las calles y aceras de la ciudad al volante de este modelo ultraligero ‘Berg Tech’, de fabricación holandesa. A su paso cosecha miradas de sorpresa, felicitaciones, reproches y hasta propuestas de negocios.

“Cierto día, un conductor de una furgoneta me cerró el paso para preguntarme si lo estaba vendiendo. Otro señor, mientras me detuve en una luz roja, desde su auto me ofreció hasta mil dólares por mi carro, pero no lo vendo porque esto representa mucho en mi vida y en mi salud”, señaló el agente, de mediana estatura y contextura atlética.

Incluso en cierta ocasión, mientras realizaba unas compras por el centro de la ciudad, un empresario de Manta le planteó fabricar dieciocho modelos similares para poder alquilarlos a los turistas que visitan el malecón de este balneario de Manabí.

En cada jornada suele pedalear un promedio de dos horas, a una velocidad constante de veinte kilómetros por hora, lo que le permite recorrer unos 40 por carreteras y veredas.

Pero no todo han sido sonrisas y propuestas positivas. En uno de sus recorridos, un niño lo menospreció en voz alta: “Miren al viejote, montado en un carro de juguete”, le dijo a su padre. En ese instante, la vergüenza inundó a Tuárez, que luego de unos minutos de reflexión siguió disfrutando de su juguete.

También hay quienes lo confunden con una persona con capacidades especiales y le dan paso. En una gasolinera, hasta los despachadores le entregaron las llaves del servicio inclusivo.

Como usuario de estos carritos, que pertenecen a la línea ‘Berg Toys’ para niños, indagó que en Europa llegan a costar hasta 900 euros y que en el país superarían los 1.000 dólares.

Por ese motivo, ha tomado en serio la propuesta de trabajo ofrecida por el empresario mantense. Ya se ha unido a un ingeniero civil y a un ciudadano panameño que fabrica piezas de plástico para construir los nuevos prototipos, que tendrán el sello ‘made in Guayaquil’.

Tuárez, través de Facebook, ha contactado con niños de la ciudad que montan estos monoplazas en parques y ciudadelas para reunirse con ellos y sus padres. Quiere contarles sus experiencias al volante.

Pero mientras tanto, no será raro verlo trasladarse sobre su auto a pedales por las calles de la ciudad. Y sin darse cuenta, recordará a los más escépticos que el ser humano jamás dejará de ser niño y que todos los sueños son realizables si uno mantiene vivas la fe y la ilusión.

Con luces para la noche

Para poder pedalear en las noches, John Tuárez poco a poco va adecuando su carro con luces y señales reflectantes.

El vehículo llegó a su vida cuando más triste y oscura era su existencia, debido a la muerte de su madre a finales del año pasado.

Por eso, está convencido de que este juguete es un regalo de Dios porque le permitió distraerse y aceptar la realidad.

Ahora sueña ahora con entusiasmar a más adultos para que pierdan la vergüenza y tomen la decisión de utilizar un sistema de transporte ecológico que, además de mejorar sus condiciones físicas, no contamina el ambiente.

Es más, hasta baraja la posibilidad de manejar por la ciclovía que llega hasta Progreso y también espera organizar alguna expedición para niños y padres por las calles de la ciudad, en la que todos exhiban sus curiosos autos.

tracking