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Ahora descansa junto a su madre
Redacción Quito
Carlos Alvear Landeta fue el último de 11 hermanos, aunque el primero en dejar este mundo mientras cumplía su deber. Su vida se extinguió junto a la de otros 21 camaradas soldados, que se accidentaron en Pastaza, cuando su avión se desplomó, el 15 de marzo pasado.
Alvear murió con el grado de mayor de Infantería del Ejército, y el viernes pasado fue nombrado maestro de salto en paracaidismo. Ese día, su familia recibió sus cenizas en una funeraria del norte de Quito, para luego ser trasladado hasta su natal Guayllabamba, en las afueras de la capital.
“Su petición fue que lo cremaran, si algo le pasaba, en su carrera como militar. Luego que pusieran sus cenizas junto a las de nuestra sagrada madre”, dijo el coronel Amílcar Alvear, hermano del uniformado accidentado.