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Los jugadores de la selección de Ecuador que la noche del pasado martes empataron a 1 ante México, en el amistoso que se jugó en Guadalajara.EFE

Análisis | Bombo 2 del Mundial 2026: el "falso alivio" que ilusiona a Ecuador

Los hinchas olvidaron que en la cancha se enfrentan once contra once; quien esté mejor, gana. Así de simple.

En redes sociales y programas deportivos se ha instalado una suerte de euforia por el posible ingreso de Ecuador al Bombo 2 del sorteo del Mundial 2026. Algunos creen que esa ubicación garantizaría un grupo “fácil” y el pase casi asegurado a los octavos de final. Pero esa idea no resiste el más mínimo análisis futbolístico: en la cancha se enfrentan once contra once; quien esté mejor, gana. Así de simple.

Creer que el azar puede allanar el camino al éxito es desconocer la historia reciente de la selección. En Qatar 2022, la Tri también enfrentó rivales sin gran peso internacional y, sin embargo, no superó la fase de grupos. Aquella vez compartió zona con Qatar, anfitrión sin victorias; Países Bajos, en un periodo de irregularidad; y Senegal, campeón africano pero sin mayor recorrido mundialista. El desenlace fue el mismo de siempre: promesas, decepción y regreso anticipado.

Errores repetidos y la falta de una idea clara

El fracaso de 2022 tuvo nombre y apellido: Gustavo Alfaro. Con la llamada “generación dorada”, Ecuador no logró dar el salto esperado. Hoy, con Sebastián Beccacece, el panorama no parece muy distinto. Tras más de un año en el cargo, la Tri sigue sin una idea de juego definida ni un reemplazo real para su histórico goleador, Enner Valencia.

Su victoria ante Colombia en Barranquilla (1-0) generó esperanza, pero fue más producto de las individualidades que de un sistema trabajado. En el empate ante Chile, Beccacece sorprendió alineando al juvenil Darwin Guagua, sin experiencia en primera división, desperdiciando una oportunidad clave para consolidar el proceso hacia el Mundial 2026.

No es la primera vez que una decisión técnica genera polémica. En Qatar 2022, Alfaro llevó a Kevin Rodríguez, entonces jugador del Imbabura de la Serie B, pese a que no formó parte del proceso eliminatorio ni destacaba como goleador. Su inclusión, en lugar de futbolistas con mejor rendimiento, simbolizó los vicios de improvisación que aún persisten en la selección.

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Sebastián Beccacece, entrenador argentino de la selección de Ecuador.EFE

Un espejo del pasado

Los errores actuales no son nuevos. En cada Mundial, Ecuador ha demostrado que la historia pesa más que el ranking o el bombo en el sorteo. En Corea-Japón 2002, su debut mundialista, perdió ante Italia (2-0), un tricampeón (en ese momento) que impuso su jerarquía. En Alemania 2006, ya clasificada a octavos, cayó 3-0 ante el anfitrión con un equipo alterno, y luego fue eliminada por Inglaterra (monarca en 1966) tras un tiro libre letal de David Beckham.

En Brasil 2014, el equipo de Reinaldo Rueda empató 0-0 con Francia, que venía de ser campeona en 1998, pero quedó fuera, porque su caída 2-1 ante Suiza lo dejó "moribundo". En todas esas participaciones, Ecuador mostró momentos de buen fútbol, pero nunca la regularidad ni el temple para competir al máximo nivel.

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La lección pendiente

El análisis es claro: el problema de Ecuador no está en el bombo del sorteo, sino en la falta de autocrítica y planificación. Mientras se celebre una posición en el ranking o se confíe en el azar, los errores se repetirán.

El fútbol no se gana con supuestos, sino con trabajo, estrategia y jerarquía. Estar en el Bombo 2 puede ser un dato estadístico alentador, pero de nada servirá si la selección sigue sin consolidar un estilo, sin liderazgo y sin convicción.

En el Mundial 2026, que se jugará en Canadá, México y Estados Unidos, la Tri tendrá una nueva oportunidad para demostrar que aprendió de sus caídas. Pero por ahora, el optimismo desmedido parece más novelería que convicción.

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