Carlos Gruezo y Jairo Vélez: el diciembre que cambió su destino rumbo al 2026
Diciembre del 2025 marcó un antes y un después en las carreras de Carlos Gruezo y Jairo Vélez. Nuevos clubes, balance personal y objetivos claros

Carlos Gruezo fue parte de Liga de Quito 2025.
Diciembre suele ser un mes de balances, de maletas a medio cerrar y de silencios largos. Para Carlos Gruezo y Jairo Vélez, diciembre fue algo más: fue el mes que les volvió a cambiar la vida. Historias parecidas, camisetas distintas. Ambos tienen 30 años, ambos lo hacen fueron del país, ambos son perfil bajo, de esos que juegan más de lo que hablan. Y ambos recibieron regalos en 2025 que terminaron marcando su 2026.
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Dos historias parecidas por el cambio de equipo
Gruezo se fue de Liga de Quito con la sensación del deber cumplido. Vicecampeón, clasificado a Copa Libertadores, sano, entero, agradecido. No hubo drama ni reproches, solo esa despedida que hacen los que entienden que el fútbol es tránsito. “Estoy embarcándome al nuevo equipo”, nos dijo, casi en voz baja, horas antes de ser presentado como nuevo jugador del Santos, en su regreso al fútbol mexicano.
Diciembre, para él, son casi iguales siempre. “Es especial, igual que en el 2024 estaba llegando a Liga de Quito y ahora se da mi paso a Santos. Uno debe ser agradecido de las cosas que a uno Dios le da. Ha sido un 2025 maravilloso, salgo bien, sin lesión, volví a un equipo grande como LDU, jugamos una Libertadores muy buena. Vestir esta camiseta fue un orgullo. Me llevo momentos inolvidables. Con gratitud, solo tengo eso”, dice Gruezo, sin adornos, como quien habla desde la paz.
Navidad, en su vida, siempre llega con mudanzas. Así es el jugador profesional, afirma. Por eso, cuando se le menciona a Papá Noel, sonríe y cambia el foco: a esta edad, intenta que Papá Noel esté la mayoría de los días en su vida, en el trabajo silencioso de su Fundación y en su club de Quinindé. “Solo queda dar gracias a Dios por todo lo bueno. Ha sido un año hermoso de poder estar en mi país”, remata.

Jairo Vélez en familia, cuando fue campeón con Universitario 2025.
EL CAMIZETADO DE VÉLEZ
Jairo Vélez vivió otro diciembre intenso, pero igual de transformador. El “Corviche” cerró un 2025 mágico: campeón nacional con Universitario, clasificado a Copa Libertadores 2026 y, de golpe, protagonista del llamado “camisetazo del año” al pasar a Alianza Lima, el rival eterno. Como si en Ecuador alguien cruzara de Barcelona a Emelec. El ruido fue grande, pero él siguió siendo el mismo.
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Vélez habla poco, pero cuando lo hace, habla de Dios. Dice que el 2025 fortaleció su relación espiritual, que le tocó hablar de Jesús en muchos lugares y que lo esencial no cambió: Dios, la salud y la familia. “Es mi primer título de campeón en Perú y había que darle las gracias a Dios”, recuerda sobre Universitario, sin rencor, sin reproches.

Jairo Vélez ahora es parte de Alianza Lima 2026.
Una forma diferente de dar gracias
No es de pedir regalos. Su confesión es otra: doblar rodillas ante Dios, orar y orar. Para el 2026 tiene tres metas claras: salud, volver a ser campeón con Alianza Lima y tener una gran Copa Libertadores, algo que ya le ha pedido a Dios.
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Vélez, que apenas jugó cuatro partidos en Serie A con Universidad Católica en 2015, cerró con un mensaje simple y potente: “Que Dios nos llene de salud y nos proteja en todo, que el 2026 llegue cargado de ilusión y, sobre todo, que nunca falte un pan en la mesa”.
Dos historias, dos caminos, un mismo diciembre. Papá Noel pasó por sus vidas en 2025, pero el verdadero cambio llegó con fe, gratitud y silencio. De esos que no hacen ruido, pero marcan destino.