Deportes
Carlos y Susana se sacan la tarjeta del amor
Dos árbitros que además son esposos. La mujer comenzó esta profesión hace 16 años, apasionada por las enseñanzas de su marido.
Ella lleva pitando desde hace 16 años. Él, mucho más. Para Susana Espinoza Suárez su esposo, Carlos Benítez, no es solo su compañero de vida, sino su maestro y compañero en el mundo del arbitraje. Esta pareja de afrodescendientes ha aprendido a caminar de la mano en todos los proyectos que emprenden.
Susana es ambateña, pero sus raíces son imbabureñas. Asegura que el amor por el arbitraje le nació después que dejó el fútbol. Fue seleccionada de la Federación de Barrios de Tungurahua, donde era la dura en los campeonatos que se realizaban todos los fines de semana.
Han pasado ya 16 años desde que salta a la cancha y hace respetar las normas del fútbol. Cuando va junto a su “Benítez”, pues así lo llama en el trabajo, y “Carlitos” en la intimidad, son muy cómplices.
En los minutos de descanso entre un tiempo a otro, “Benítez” la espera a un borde de la cancha y ahí le da las indicaciones necesarias cuando ella le solicita el apoyo.
“Él es mi maestro, en nosotros no hay esa lucha de poderes. Pero en casa le saco la tarjeta roja si se porta mal”, dice entre bromas la árbitro.
Mientras que Carlos Benítez asegura que siempre le sacará la tarjeta amarilla porque esa es la manera de decirle que la quiere. “Nosotros cuidamos las piernas de los jugadores. Pitar en los juegos de mujeres es más complicado”, dice Susana. (YIE)