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Cuando todos le íbamos al Necaxa

  Jerson Ruiz, Cuenca Entre los años 90 y la primera década del presente siglo, algunos ecuatorianos éramos hinchas del Necaxa de México, porque Álex Aguinaga era el único futbolista que jugaba con éxito en ese tiempo fuera del país. Tener la camiseta rojo y blanco era como una obligación, y esperar los fines de semana para escuchar a los relatores de Televisa hablar del ‘Güero’ era fabuloso. Eso fue durante 14 años desde 1989 hasta el 2003, la última temporada que jugó nuestro compatriota con el Cruz Azul. Cuando no había redes sociales, la televisión nos hablaba de los éxitos de Álex: jugó más de 700 partidos en la Liga mexicana. El tiempo pasó y Aguinaga regresó al país como jugador en sus últimos años y ahora lo tenemos acá como técnico. Para quienes salen del país y cuando hablan de fútbol internacional, el tema Aguinaga es algo obligado. EXTRA conversó en la capital azuaya con el ahora DT del Deportivo Cuenca. Profe, ¿se enteró que en los 90 todos le íbamos al Necaxa, como decía Don Ramón en la serie del Chavo del Ocho, y esperábamos que llegara el fin de semana para saber cómo le iba a usted allá? Era un época donde no había redes sociales ni tanta comunicación. Para saber cómo iba el fútbol ecuatoriano, tenía que sintonizar en onda corta la radio y saber algo. Ahora es diferente, apenas se hace un gol, alguien lo subió a las redes con vídeo incluido y todo el mundo lo sabe. Ahora estamos más en contacto. Todos le íbamos al Necaxa.  Disfrutaba mucho de que todos le iban al Necaxa, me gustaba el hecho de que fueran hinchas del equipo. Ahora hay diversidad de clubes de los cuales la gente puede ser hincha debido a que hay muchos ecuatorianos fuera.  ¿Sentía que era una hinchada fuera de México? Sí. Cuando fuimos campeones por primera vez, la gente del equipo le dedicó el triunfo también a los hinchas necaxistas en Ecuador. ¿Se imagina al Álex Aguinaga que tanto generó como jugador, pero con redes sociales como Twitter o Facebook? Son épocas distintas, todo cambia, todo varía; pero en ese tiempo no las habían. Igual sentía el cariño de la gente que disfrutaba lo que yo  realizaba allá. Con el D. Cuenca es su cuarta temporada como DT en Ecuador, luego de pasar por Barcelona, Liga de Loja y la segunda con el Cuenquita. Esperamos que sea buena, ahora tuvimos la opción de armar el equipo y trabajar desde el inicio. Espero cumplir el año. ¿Ser exjugador, ayuda para saber qué mismo quiere el futbolista de su entrenador? Ayuda mucho saber lo que piensan los jugadores y en base a eso ir corrigiendo con ellos mismos. Eso permite la sinceridad abierta con los jugadores y saber lo que buscamos. Ver a los jóvenes del Cuenca, es como ver a Aguinaga en sus comienzos, el más pelado entre los experimentados. Hay algunos chicos a quienes los ves buscando su oportunidad, como Jerves, Carabalí o Simisterra. El mismo caso de Piedra y más chicos. Eso ayuda, porque los jóvenes tienen el apoyo de los más experimentados y eso sirve de mucho.  Viendo trabajar a estos jóvenes, ¿qué se le viene a la menta a Aguinaga? Todo ellos están recién empezando, y quieren jugar y ganar. Sus hijos se sienten orgullosos al máximo de su padre Yo me siento orgulloso de mis hijos, y ellos siempre se han sentido felices que yo sea su padre.

Jerson Ruiz, Cuenca

Entre los años 90 y la primera década del presente siglo, algunos ecuatorianos éramos hinchas del Necaxa de México, porque Álex Aguinaga era el único futbolista que jugaba con éxito en ese tiempo fuera del país.

Tener la camiseta rojo y blanco era como una obligación, y esperar los fines de semana para escuchar a los relatores de Televisa hablar del ‘Güero’ era fabuloso. Eso fue durante 14 años desde 1989 hasta el 2003, la última temporada que jugó nuestro compatriota con el Cruz Azul.

Cuando no había redes sociales, la televisión nos hablaba de los éxitos de Álex: jugó más de 700 partidos en la Liga mexicana.

El tiempo pasó y Aguinaga regresó al país como jugador en sus últimos años y ahora lo tenemos acá como técnico.