Deportes
Una pasarela de invierno se lució en el Olímpico
Los exteriores del estadio Atahualpa se transformó en una pasarela de invierno con sacos, ponchos de agu y chalecos ante la posibilidad de lluvia.
Comerciante del sitio venden prendas alusivas a la tricolor.
Verónica Rojas alistó su pinta para el estadio una semana antes del encuentro entre Ecuador y Brasil, el 1 de septiembre de 2016. Ella vive en Azogues, Cañar y llegó la mañana del partido para alentar a la selección ecuatoriana. Ese día, la mujer estrenaba ‘outfit’. Sus zapatos azules combinaban con los brazaletes que sonaban como pandereta “para celebrar los goles”. Pero su cábala de la suerte es la tanga tricolor que se ocultaba bajo el pantalón de cintura. “Esa no es nueva. La uso siempre para asegurar el triunfo. Hoy ganamos dos a uno ”, precisó.
Las calles aledañas al estadio Olímpico Atahualpa, norte de Quito, donde se desarrollará en cotejo a las 16:00, se tornaron amarillas por la fluencia de hinchas que llegaron al lugar. Sin embargo, en esta ocasión, la vestimenta era diferente, ya que el frío capitalino obligó a los asistentes a vestir paraguas, ponchos de agua, sacos y chalecos, que su mayoría ostentaban el amarillo, azul y rojo. Oscar Amador, comerciante del sitio, indicó que en su profesión debe acoplarse a las tendencias de la moda y a los cambios climáticos de la capital. “Hemos optado por vender prendas más abrigadas. Son impermeables por si cae un aguacero”, manifestó.
Familias tricolor
Los padres con niños pequeños desfilaron por aquella pasarela de invierno. Wladimir Unapucha ‘encachinó’ a sus tres hijos con la piel de la selección. “Aunque sea con saco encima, pero les vestí con ropa para alentar a Ecuador. Desde pequeños deben sentir amor por su país”, agregó.
En tonos distintos de azul, los niños menores del hombre, modelaban su camisa mientras disfrutaban de un chaulafan, platillo propio “de los tiempos de fútbol”.
‘Pepito’, el mimado de la familia Maldonado caminó por el bulevar de la Naciones Unidas con la tricolor sobre el lomo. Acompañado de su dueña Mariana y las nietas de mujer se dirigían a una cafetería de la zona a disfrutar del partido. “El es parte de la familia y como todos tiene su camiseta. Hasta la nariz le pintamos, para que se sienta integrado, así como las niñas que tiene la bandera pintada en el rostro”, concluyó.