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Hay delincuencia y pocas ventas
Restaurantes y lavaderos de vehículos cercanos al estadio Gonzalo Pozo se han visto afectados. Esos locales solían tener como clientes a los jugadores
Antes de la pandemia era común ver a los jugadores de Aucas en el restaurante Manabita, ubicado frente al estadio del club. Diego ‘Chiki’ Palacios era un fiel cliente y solía pedir seco de pollo.
Así lo recordó Ricardo Sornoza, propietario del local, que actualmente luce vacío. A decir del empresario, incluso ya está pensando en cerrar las puertas de su restaurante de forma permanente, después de ocho años de labores en ese sitio.
“Aquí solía estar repleto. Venía el gerente de Aucas, Andrés Báez, venían los jugadores. Pero desde hace dos meses que tengo solo un par de clientes al día”, comentó.
Agregó que el suyo y otros locales aledaños al estadio fueron robados. “Me rompieron las puertas y se llevaron varias cosas. Fue un robo de unos 700 dólares”. Además, indicó que desde hace tres semanas el sector del sur se ha vuelto peligroso.
En la misma zona, un lavadero de vehículos atraviesa por situación similar. Ignacio, un venezolano que se dedica a limpiar carros, contó que antes tenía como clientes a los futbolistas del Papá (aunque no reconoce sus nombres), y desde que se desató la emergencia sanitaria en el país la carga laboral ha disminuido.
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En el ingreso del complejo, Oswaldo Cevallos, el guardia de seguridad que ha trabajado en Aucas desde hace 30 años, se encarga de hacer un proceso de desinfección a cuanto automóvil o persona ingresa.
El asistente técnico oriental, Gustavo Figueroa, llegó ayer pasadas las 08:00 y su carro se sometió a un ‘baño’ de amonio cuaternario. “Esto hacemos todos los días y adentro hay una carpa donde nos toman la temperatura”, comentó el Potro desde el interior de su vehículo.