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Varios jugadores de uno de los equipos de Esmeraldas entrenaban el viernes en zozobra, por la ola de incidentes que están empezando a tomarse el fútbol de la provincia.Extra

Jugadores en Esmeraldas tras amaños: "Ya no es ganar o perder, sino sobrevivir"

Jugadores y dirigentes en Esmeraldas enfrentan amenazas por apuestas ilegales; el miedo ya cobró la vida de Jonathan González.

“Carlos” (nombre protegido) recuerda con claridad la vibración de su celular aquella tarde. Era un mensaje de WhatsApp, sin remitente conocido, que le cambió la vida. “Tu equipo tiene que perder el partido. Si no, te picamos a ti, a tu familia y a todos los del club”, decía. No había lugar a dudas, ni margen para la rebeldía: el encuentro era decisivo, un paso histórico que podía llevar a su equipo de Esmeraldas hacia un ascenso largamente soñado. Pero esa ilusión terminó sepultada por el miedo.

“Hicimos lo que pedían, nos dejamos ganar”, recuerda. Ese día, un compañero se hizo expulsar en una jugada absurda, el equipo bajó el ritmo y el marcador se selló como la mafia exigía. Nadie celebró, ni lloró: todos sabían que habían jugado con la vida en la cancha.

“Tu equipo tiene que perder el partido. Si no, te picamos a ti, a tu familia y a todos los del club”Así decía el mensaje de texto recibido por "Carlos".

Un guión invisible

“Márquez”, como prefiere llamarse, es otro futbolista esmeraldeño que también sintió esa presión directa. A él le exigieron algo más elaborado: que se asegurara de que el rival metiera cuatro goles en el primer tiempo. “No era solo perder, había que cumplir con el resultado exacto porque eso movía las apuestas combinadas en línea”, explica.

Antes del partido, recibió audios donde mencionaban a sus hermanos y a su esposa. En el campo, su equipo parecía un manojo de errores: portero que no atajaba, defensas que se abrían, jugadas que terminaban en gol sin explicación. “Ese 4-0 fue un guion, no un marcador”, confiesa con rabia aún contenida.

"Márquez"

Futbolista esmeraldeño

“No era solo perder, había que cumplir con el resultado exacto porque eso movía las apuestas combinadas en línea"

Un tercer jugador, volante de marca, recuerda con EXTRA que a él le exigieron algo todavía más indignante: debía provocar su propia expulsión. “El mensaje fue claro: en el minuto 30, tarjeta roja. Si no, atente a las consecuencias”. Ese día, entró a la cancha con el corazón acelerado y la certeza de que no podía desobedecer. “Hice una falta tonta, le pegué a un rival en una jugada sin peligro. El árbitro sacó la roja y yo sentí que traicionaba al equipo, pero era la única forma de proteger a los míos”. Tras esa expulsión, el partido se desmoronó y el resultado quedó marcado por la manipulación.

El cuarto testimonio proviene de un joven extremo que cuenta cómo recibieron la orden de empatar. “El WhatsApp llegó la noche anterior: el partido debía terminar 2-2. Nos dijeron hasta quién tenía que fallar un penal”. Durante el encuentro, los goles llegaban como si obedecieran un libreto invisible. Cuando el penal se fue por encima del travesaño, los jugadores se miraron en silencio: sabían que alguien estaba cuidando su vida desde las gradas o desde un teléfono. “Ese empate no lo festejó nadie. Fue una condena disfrazada de resultado”, dice con la mirada perdida.

Los clubes y jugadores que disputan el torneo de ascenso son un imán para las apuestas ilegales por su invisibilidad.Extra

Dirigentes no se salvan

No solo los jugadores han sido blanco de estas mafias. El dirigente de un club esmeraldeño, que pide también ocultar su nombre, tuvo que abandonar la ciudad tras recibir amenazas extorsivas. “Me exigían el 50% de la taquilla; decían que si no les entregaba el dinero iban a venir armados al estadio, que sabían dónde vivían mis hijos”, relata con voz temblorosa. Desde entonces, dirige al equipo a la distancia, refugiado en otra provincia y comunicándose solo por teléfono. “Es humillante tener que manejar un club desde fuera, pero era eso o exponer la vida de mi familia. El fútbol dejó de ser una fiesta, se volvió un campo de miedo”.

Cinco voces distintas, un mismo denominador: las apuestas en línea han convertido al fútbol de Esmeraldas en un tablero de extorsión. El asesinato de Jonathan González, jugador esmeraldeño amenazado por mafias de apuestas, marcó un precedente sobre el peligro que enfrentan futbolistas en Esmeraldas.

Los jugadores ya no piensan solo en ganar o perder, sino en sobrevivir. Las mafias deciden el marcador, el número de goles, incluso quién debe equivocarse; y los futbolistas se ven obligados a obedecer. “Ya no jugamos al fútbol, jugamos a salvarnos”, resume uno de ellos.

22 de Julio, club donde militaba Jonathan González, enfrenta a Liga de Portoviejo, en un partido del torneo de segunda categoría.Extra

El mundo 'sucio' de las apuestas

La primera pieza del engranaje, explica el experto en seguridad Kevin Cuero, es “la existencia de mercados de apuestas muy fragmentados”; además de las casas autorizadas hay operadores ilegales y plataformas extranjeras que abren mercados para apuestas “combinadas” y proposicionales (por minuto, tarjetas, córners, número de goles por tiempo).

Esas variantes permiten convertir en dinero apuestas muy concretas, por ejemplo “exactamente 4 goles en el primer tiempo” o “tarjeta roja antes del minuto 30”, lo que crea incentivos enormes para que alguien pague por asegurarse ese resultado. “En términos sencillos: cuantas más opciones de apuesta hay, más nichos de manipulación aparecen”, explica Cuero.

El segundo punto es la mecánica operativa: las mafias identifican partidos con baja liquidez o jugadores vulnerables (salarios bajos, necesidad económica) y ofrecen dinero o imponen coacción. Pueden intentar el “match-fixing” (fijar el resultado final), el “spot-fixing” (manipular un hecho puntual) o combinar ambos, según lo que pidan las casas.

La comunicación suele ser directa (mensajes, llamadas) y la coerción va desde sobornos hasta amenazas contra jugadores y sus familias, cuando la oferta no es suficiente para garantizar obediencia. Esta táctica fue descrita por investigaciones internacionales que vinculan redes criminales con manipulación de competiciones y mercados ilegales.

"Carlos" 

Futbolista esmeraldeño

"Ya no jugamos al fútbol, jugamos a salvarnos”

Tercero, el especialista subraya cómo se monetiza y blanquea la operación: los beneficios se obtienen apostando en esos mercados, a veces a través de cuentas paralelas, casas ilegales o usando canales de pago opacos (monedas electrónicas, intermediarios, cuentas de terceros) y luego se intenta integrar ese dinero a la economía formal. Las redes internacionales facilitan que el dinero circule entre jurisdicciones con controles débiles, lo que dificulta la trazabilidad y complica la intervención policial o regulatoria.

Finalmente, en cuanto a detección y prevención, el especialista insiste en que la solución pasa por monitoreo conjunto y herramientas de integridad: casas de apuesta legales con sistemas de vigilancia (detección de patrones de apuestas anómalos), cooperación entre federaciones, fuerzas de seguridad y empresas de integridad (por ejemplo, análisis de mercado por proveedores como Sportradar), plus medidas sociales (mejores sueldos, protección a testigos y canales seguros para denunciar). Sin esa coordinación, los partidos de menor perfil seguirán siendo objetivos fáciles donde la combinación de mercados complejos y amenazas convierte al jugador en víctima y al resultado en mercancía.

El experto en seguridad Fernando Carrión advierte que el fútbol, por su enorme alcance en Ecuador, se ha convertido en un cebo atractivo para el narcotráfico. A ello se suman las apuestas ilícitas, que —según señala— representan “un mecanismo ideal para lavar dinero, debido al escaso control que existe sobre estas operaciones”.

Hasta 1,7 billones de dólares se mueven cada año en apuestas ilegales atribuidas a mafias en todo el mundo, según un informe de la ONU que incluye a Ecuador. El documento advierte sobre la creciente intromisión del crimen organizado en el fútbol y otros deportes, usados como plataformas para lavar dinero y multiplicar sus ganancias ilícitas.

Las apuestas en línea operan con resultados, tarjetas y jugadas específicas en distintos momentos de un partido.Extra

Sin denuncias, no hay mucho por hacer

Hasta la fecha, la Fiscalía General del Estado de Ecuador no ha emitido comunicados oficiales, ni ha publicado estadísticas específicas sobre denuncias relacionadas con apuestas ilegales en el ámbito deportivo. Sin embargo, el Código Orgánico Integral Penal (COIP) contempla en su artículo 312 el delito de "explotación de juegos de azar no autorizados", tipificando como delito la organización, promoción o explotación de juegos de azar sin la debida autorización de la autoridad competente. Este tipo penal está sujeto a una pena privativa de libertad de uno a tres años.

Además, la Fiscalía ha reforzado su enfoque en la lucha contra delitos transnacionales y organizaciones delictivas, lo que incluye actividades ilícitas como las apuestas ilegales. Por ejemplo, en su revista "Fiscalía Ciudadana", se destaca el impulso a la investigación científica del delito y la atención a víctimas de diversas modalidades delictivas, aunque no se especifican casos relacionados con apuestas ilegales.

Debido a la naturaleza clandestina de las apuestas ilegales y las amenazas asociadas al fútbol, muchos casos pueden no ser denunciados públicamente. Por lo tanto, la falta de información oficial no necesariamente indica la ausencia de este tipo de delitos en el país.

Un alto mando policial de Esmeraldas, que prefirió mantener su identidad en reserva, reconoció que para la Policía resulta extremadamente difícil intervenir en los casos de manipulación de partidos vinculados a apuestas ilegales, sobre todo cuando no existen denuncias formales que sustenten una investigación.

Explicó que muchas veces los jugadores y dirigentes optan por guardar silencio debido al miedo a represalias, lo que deja a las autoridades con un margen de acción limitado. “Sin colaboración ciudadana es complicado levantar indicios; mientras tanto estas mafias operan en la sombra aprovechando la falta de controles y la vulnerabilidad de los clubes locales”, señaló el oficial.

Lavado de dinero

Las apuestas deportivas en línea se han convertido en una puerta abierta para el lavado de activos en Ecuador y en el mundo. Un informe del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado, publicado en septiembre de 2023, advierte que ciudades como Manta muestran un patrón evidente: fuertes inversiones en sectores como el inmobiliario, gastronómico y pesquero se entrelazan con un creciente mercado de apuestas deportivas, identificado como una de las actividades proclives al blanqueo de capitales.

Esta alerta coincide con lo señalado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), que califica al sector como una “grave amenaza” y calcula que, a escala global, hasta $ 140.000 millones se lavan cada año mediante este sistema, dentro de un universo ilegal que mueve entre $ 340.000 millones y $ 1,7 billones.

El atractivo para los grupos criminales radica en el anonimato y la facilidad para ocultar identidades, al punto de recurrir a ‘mulas de apuestas’, con cientos de cuentas falsas creadas para burlar los límites de las plataformas. La realidad es contundente: las divisiones inferiores del fútbol, con salarios bajos y escaso control, se han transformado en el terreno más fértil para la manipulación de partidos, dejando a jugadores, clubes y hasta comunidades enteras bajo la sombra de las mafias.

El 79% de los amaños en Ecuador se concentran en segunda categoría

Las segundas categorías del fútbol se han convertido en un imán para las apuestas ilegales y la manipulación de partidos. La evidencia internacional lo confirma: de acuerdo con la firma inglesa Starlizard Integrity Services, en 2022 se detectaron 144 partidos sospechosos en todo el mundo, de los cuales 61 correspondieron a divisiones inferiores.

Un año después, la cifra creció a 167 partidos bajo sospecha, y casi la mitad (83) fueron de categorías menores. La tendencia se mantuvo en 2024, cuando el 57,9% de los encuentros con indicios de amaño pertenecieron a ligas de ascenso o juveniles.

La explicación radica en la invisibilidad de estas competiciones. Mientras que los partidos de Primera hay transmisiones, análisis televisivos y una cobertura exhaustiva, los juegos de Segunda Categoría pasan inadvertidos para el ojo público.

Según Sports Integrity Initiative, esta falta de atención mediática disminuye el escrutinio sobre errores arbitrales o jugadas sospechosas, lo que genera un espacio propicio para la intervención de apostadores ilegales.

Otro factor clave es la vulnerabilidad económica de los jugadores. Con salarios bajos, contratos débiles y poca estabilidad laboral, muchos futbolistas de ligas menores se convierten en blancos fáciles para los apostadores. Lo que inicia con un pago para influir en el marcador, puede terminar en extorsiones y amenazas que comprometen no solo la carrera de los deportistas, sino también su seguridad personal y la de sus familias.

El diagnóstico de Sportradar, empresa suiza de análisis de datos deportivos que colabora con la Federación Ecuatoriana de Fútbol, es categórico: el 79% de las sospechas de manipulación en el mundo provienen de partidos de segunda división o niveles inferiores, incluidos torneos juveniles. Un escenario que confirma que las categorías menores son el eslabón más débil en la cadena de la integridad deportiva, y por ello, el terreno predilecto de las mafias de las apuestas.

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