De Santo Domingo a la cima mundial. La historia de Moisés Caicedo refleja el sacrificio de un joven soñador que ha ‘pateado’ obstáculos desde su humilde infancia en el barrio Mujer Trabajadora, hasta convertirse en campeón del mundo con Chelsea.

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Tras consagrarse en el Mundial de Clubes, Niño Moi ya goza de títulos internacionales que lo posicionan como uno de los mejores futbolistas ecuatorianos de la historia. Pero su éxito no ocurrió de la noche a la mañana.

De niño cuidaba autos para reunir el dinero que le permitiera viajar a los partidos con la escuela de fútbol del profesor Iván Guerra.

Muchas veces sus cumpleaños pasaban desapercibidos porque sus padres, Segundo Caicedo y Carmen Corozo, trabajaban haciendo carreras en triciclo, vendiendo flores, velas y caramelos para alimentar a diez hijos.

Un sueño forjado en El Hueco

De la necesidad, Moi tomó impulso para forjar su talento. Aprovechó las tardes de ‘peloteo’ en la cancha El Hueco para seguir perfeccionando sus dotes en la recuperación de balón y mejorar su rendimiento en la cancha.

En Ecuador jugó para Espoli, Colorados SC e Independiente del Valle. Con los rayados fue campeón de la Copa Sudamericana (2019) y de la Copa Libertadores sub-20 (2020).

Su posterior vinculación al Brighton inglés, en 2021, fue el punto de inflexión en una carrera ascendente que en 2023 lo llevó al Chelsea. Esto se refleja en los títulos conseguidos con los ‘Blues’ en Conference League y el más reciente Mundial de Clubes.

El pasado domingo 13 de julio destacó en la goleada por 3-0 ante PSG. Neutralizó a un conjunto parisino que parecía invencible, lo que le mereció ser ovacionado por el MetLife Stadium, de Nueva Jersey.

Al arrodillarse en el césped, seguramente Moi recordó la promesa que les hizo a sus padres en 2017: “Algún día estarán orgullosos de mí”. Hoy no solo lo están don Segundo y doña Carmen, también 18 millones de ecuatorianos que vieron a un Niño Moi convertirse en rey.

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