Bien pudo estar en los mejores paraísos del mundo de vacaciones, pero Moisés Caicedo volvió a pasar sus días en su natal Santo Domingo de los Tsachilas. "Es mi tierrita. Cada vez que tengo vacaciones, solo quiero estar aquí porque me llena de emoción”, dijo Moisés Caicedo, aún de descanso por Ecuador con esa pinta de ‘pelado’ que no olvida sus raíces.

Y es que el campeón del Mundial de Clubes con el Chelsea sigue siendo el mismo bacán que jugaba ‘sin paro’ en la calle: gorra para atrás, música a todo volumen, patineta para recoger los paquetes en la garita y una sonrisa de barrio que enamora.

Su paseo en scooter (patineta eléctrica) que hace poco se viralizó en redes ya es una atracción en el vecindario. Los panas lo graban y él se ríe. “Estaba en mi casa. Solamente salí a recoger unas cosas que me habían llegado”, aclara con esa humildad que lo pinta de cuerpo entero.

Cuando se le pregunta por qué ama tanto su tierra, él, mientras se devora las corvinas fritas que su hermano le prepara, responde: “Siempre recuerdo mi infancia cuando voy a Santo Domingo, eso me da felicidad. Uno debe estar donde se siente feliz”.

Pese a todo lo logrado a sus 23 años, Moi no se olvida de los niños y adolescentes que sueñan con ser como él. “Estoy muy contento de cómo crece el fútbol en Ecuador. Me alegra mucho ver a chicos y chicas mostrando su talento. Todos quieren ser un ejemplo como yo, y estoy seguro de que lo están haciendo bien”, expresa, en uno de sus últimos días de vacaciones.

Captado en vídeo en una patineta en Santo Domingo

Además de campeón mundial, Niño Moi tiene ahora otro título: el de padre, desde hace no más de un año. “Estoy disfrutando a mi hija. Estoy feliz, muy feliz”.

En las próximas horas, la Asamblea Nacional homenajeará a Caicedo y a Willian Pacho, del PSG, con la máxima condecoración al mérito deportivo. Niño Moi lo toma con la humildad de siempre. “Es un honor para nosotros”, dice tajante.

Moi no se olvida de las chicas de la Tri femenina y les envía un mensaje. “El fútbol ecuatoriano ha crecido mucho, y el femenino también. Orgulloso de ellas”.

Moisés seguirá estos días en Ecuador de vacaciones, siendo el mismo ‘pelado’ que soñó con ser futbolista, que baila apenas escucha música y nunca se quita la gorra con la visera para atrás. Un crack de élite mundial, pero con alma de barrio.

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