Santo Domingo de los Tsáchilas vivió la tarde y noche del jueves 17 de julio una jornada histórica: Moisés Caicedo, mediocampista del Chelsea, campeón del Mundial de Clubes, volvió a casa. La ciudad que había esperado años para gritarle al mundo que uno de los suyos, nacido entre canchas de tierra y tardes de lluvia, recibió por todo alto a su hijo pródigo.

Entre la multitud que se agolpaba para la multitudinaria caravana que empezó sobre la avenida Quito, justo frente al edificio de Zaracay Televisión, estaba Jennifer Vega, madre y comunicadora que jamás pensó vivir lo de ese día. En un principio, no tenía planificado ir. Como tantas otras veces la jornada para caótica, de almuerzo a las carreras y con la urgencia de recoger a Santiago, su hijo mayor, de la escuela. Pero ella se montó en la aventura.

“Vamos a grabar lo de la caravana”, le dijo su esposo, también camarógrafo, mientras alistaba el equipo. Ya en el tumulto de gente y con sus dos hijos, Francisco y Santiago, la pareja persiguió por casi todo Santo Domingo a Niño Moi, quien siempre estuvo acompañado de su esposa Paola Salazar.

Más tarde, y luego de cientos de camisetas y artículos que la gente le tiró al futbolista para que firmara, Jennifer consiguió que le autografiaran un balón y una camiseta que ahora atesora como su botín más preciado.

El episodio de Jennifer no fue aislado. Ese día, miles de personas recorrieron la ciudad persiguiendo el paso de su ídolo. Algunos salieron del trabajo sin permiso, otros caminaron desde zonas rurales.

Caicedo, a cuerpo de rey

La caravana, organizada por el Municipio, arrancó en el Parque de la Juventud y culminó en el Parque Helen Tenka. Entre ambas paradas, Moisés pasó por las principales arterias de la ciudad: la avenida Quito, la 29 de Mayo, la de los Tsáchilas, siempre recibiendo el calor de un pueblo entero. Ya en el parque, el alcalde Wilson Erazo le entregó las llaves de la ciudad y el Tsáchila de Oro, mientras que los aplausos retumbaban como si se tratara de una final.

Para Jennifer, y todos los santodomingueños lo vivido esa tarde tuvo un valor que va más allá del fútbol. “Lo bonito es que cuando uno se propone algo con el corazón, y hay predisposición del otro lado, se crean momentos así, que se quedan para toda la vida”, reflexionó Jennifer.

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Su historia, tejida entre la casualidad y la fe, terminó en los brazos de un sueño cumplido. Como miles ese día, salió a las calles buscando una firma… y regresó con algo mucho más profundo: la certeza de que Moisés no se ha ido del todo. Que sigue siendo ese chico humilde del barrio, el que sonríe, el que saluda desde el scooter; el que se detiene en plena caravana para buscar una camiseta entre cien… y devolverla con respeto.

El campeón volvió. Pero más importante aún: volvió siendo el mismo. Y eso, en un mundo de ídolos inalcanzables, vale más que todos los trofeos.

Más homenajes en la lista

Casi al finalizar el día, la prefecta de Santo Domingo, Johana Núñez, recibió en su hogar a  Caicedo. La autoridad provincial no solo le dio un cálido abrazo de bienvenida, sino que también le expresó personalmente su admiración por su esfuerzo, talento y humildad.

“Querido Moisés, tu talento nos inspira, tu ejemplo nos guía y tu logro enorgullece a toda la provincia”, expresó la prefecta, destacando que el tricolor se convirtió ya en un referente para la juventud de Santo Domingo y de todo el país.

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