Emilio Gómez hijo del gran Andrés Gómez, 30 años después que su padre logre el Roland Garros, quedó fuera del Grand Slam, pero en lo económico se llevó un cheque por $ 69.000 que, a decir del analista tenístico Kenny Castro, es: "como si hubiera ganado 5 Challengers".

Gómez (154º ATP) cayó en su debut en Roland Garros en cinco sets de 6-7 (6/8), 6-3, 6-1, 6-7 (4/7) y 6-3, ante el italiano Lorenzo Sonego (46º), en la primera ronda.

Gómez, de 28 años, había conseguido entrar por primera vez en su carrera en el cuadro principal de un Grand Slam. En su debut, en la pista tres, completó un gran partido de cuatro horas frente a Sonego, pero el italiano de 25 años mostró su pedigrí para 'matar' el duelo en el quinto set.

"Son sentimientos encontrados, estoy un poco decepcionado por la derrota, pero hice todo lo que pude en la cancha. Se me escapó un poco en el segundo set y en el quinto, encontró mis errores", señaló Gómez, que no había jugado un partido a cinco sets desde 2017, en la Copa Davis.

"Pero allí es diferente, ganas puntos que se pueden recuperar. Aquí es vida o muerte. Yo tenía el mando del partido del partido en el segundo set. Luego me quebró y subió su nivel, se me fue muy rápido el set. El quinto fue como los penales", explicó el ecuatoriano.

En la primavera de 1990, en la 'vieja' Philippe Chatrier y ante una multitud, Andrés Gómez, que tenía entonces 30 años, batió a la sensación del circuito, André Agassi, de 20, para lograr uno de los mayores hitos del deporte ecuatoriano.

"No puedo estar bajoneado. Fueron horas emocionales para mí y para mi familia. Disfrutar de esta batalla fue un honor. El año que viene tendré más experiencia", dijo.

"En los chats de la familia he visto los mensajes y necesitarán un cardiólogo después de los tres partidos que he jugado acá", desveló.

Tres décadas después, sin público y en otoño por la pandemia, Emilio había completado una gran clasificación, con tres triunfos que supusieron su billete al cuadro principal, uno de ellos frente al brasileño Thiago Seybot Wild, ganador de un ATP este curso a sus 20 años.

"Estar acá y pasar la clasificación ya es un privilegio para mí. Es la historia de mi papá y del país. No puedo ser tan duro conmigo mismo. Se saborea más ahora, si hubiera llegado antes no lo habría saboreado tanto", concluyó.