El silbato suena en el estadio Monumental y las cámaras, como si tuvieran vida propia, no enfocan el balón ni el círculo central: buscan a Segundo Castillo. El técnico de Barcelona SC en la cancha con esa serenidad que transmite respeto y firmeza. No hace gestos grandilocuentes, no grita, no se disfraza de protagonista. Pero algo lo distingue. Algo que, esta vez, no pasa desapercibido: un enorme botón rojo en su camisa.

Desde hace un par de fechas, su figura ha sido tendencia en redes, columnas deportivas y hasta conversaciones de pasillo. ¿La razón? Ese pequeño pero poderoso símbolo en su pecho. Un pin o botón.

En Ambato, ante Macará, las miradas comenzaron a fijarse en el botón blanco. Y una semana después, en el Monumental, cuando su equipo venció 2-1 al Vinotinto, el botón rojo fue ya imposible de ignorar. ¿Una cábala?, decían algunos. ¿Un mensaje oculto? ¿Un tributo? Las especulaciones fueron tantas como los memes y las teorías de los hinchas.

El botón rojo es parte de una campaña de expectativa de Lotería Nacional. Una movida de marketing audaz, silenciosa, elegante. Usaron la imagen de un hombre que no necesita estridencias para impactar. Y funcionó. Porque si algo tiene Segundo Castillo es que, aun en silencio, comunica. Aun sin querer, genera admiración.

“Nunca he creído en cábalas. Mi carrera está basada en dos cosas: Dios y el trabajo diario”. fue lo que dijo una vez Castillo. Así, con esa frase corta, resumió todo. Porque para Castillo, el fútbol es fe, disciplina y entrega. Y quizás por eso, el botón rojo no fue solo un accesorio: fue un símbolo. De misterio, sí, pero también de cómo un técnico puede cambiar la narrativa del fútbol ecuatoriano sin alzar la voz. Sobre la campaña que se viene, Castillo comentó: "Es algo para ti solito, así que estate atento".

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