“Tenemos ese sesgo de que en diciembre hay más dinero… porque me pagan el décimo”, explica el economista Héctor Delgado. Y, sí, diciembre suele venir cargado: feriados, cenas, regalos, eventos por todos lados y, para quienes trabajan en relación de dependencia, el ansiado aguinaldo. Con tanta mezcla, no es raro que el bolsillo se vuelva más emocional que racional.

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Delgado explica que esa sensación de solvencia momentánea puede convertirse en un espejismo que se evapora rápido si no hay un plan.

Las cifras confirman esa dinámica. Un estudio de 2024 del conocido portal de empleo Multitrabajos revela que, entre quienes sí reciben el décimo, el 54% lo usa para pagar deudas, solo el 16% lo ahorra y apenas un 10% lo destina a inversiones. En pocas palabras: el aguinaldo termina siendo más un salvavidas que una herramienta para construir estabilidad.

A esto se suma el factor emocional. El especialista, quien también es docente universitario y CPA, cuenta que muchos viven diciembre como una recompensa: “es por todo el trabajo de todo el año”, dice.

Esa idea alimenta las llamadas ‘expectativas decembrinas’: regalos por compromiso, cenas por compromiso, salidas por compromiso… y compras que a veces ni necesitamos.

El problema aparece después. Enero llega con su fama de ser el mes más largo del calendario y, de paso, uno de los más pesados para las finanzas familiares. Por eso el economista insiste en que el ingreso extra debe manejarse con cabeza fría: planificar, no dejarse llevar solo por el entusiasmo y distinguir entre deseo y necesidad.

Delgado recomienda una fórmula sencilla pero efectiva: apartar entre el 20% y el 30% del décimo para ahorro o fondo de emergencias y usar el resto con moderación, ya sea para cubrir deudas o para compras realmente necesarias.

Cómo puedo ahorrar dinero en Navidad: 6 consejos clave

1. Haz un presupuesto real: antes de gastar, anota tus ingresos (salario + décimo + otros ingresos) y define cuánto puedes gastar sin tocar para gastos fijos del año siguiente.
2. Planifica tus regalos y eventos: decidir con anticipación a quién darás regalos o asistirás —y cuánto gastarás— ayuda a no dejar todo al impulso.
3. Aprende a decir no: aceptar cada invitación y cada oportunidad de compra “porque es diciembre” puede ser caro. No asistir a todo no te hace menos sociable, te hace prudente.
4. Evita compras impulsivas por promociones: ofertas, descuentos, Black Friday, “rebajas decembrinas” —son tentadoras. Pero muchas veces lo barato termina siendo gasto innecesario.
5. Prioriza calidad sobre cantidad: un regalo medido y con sentido vale más que muchos regalos por compromiso.
6. Asegura tus gastos obligatorios de enero: Colegio, matrículas, servicios básicos, impuestos, mantenimiento del hogar o del auto. Reserva ese dinero antes de empezar a gastar en diciembre. Es más fácil disfrutar sabiendo que enero ya está cubierto.

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