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Ecuador

La SPDP advirtió que la supuesta finalidad recreativa o viral de las listas o archivos no exime de responsabilidad.iStockphoto

El 'listado de infieles Ecuador' y el recuerdo de lo que pasó con Ashley Madison

El viral de la “Lista de Infieles” en Ecuador desató riesgos legales y psicológicos, recordando filtraciones que acabaron en tragedias

Los recientes días han amanecido con una curiosa paradoja digital: mientras miles de usuarios rastrean frenéticamente enlaces caídos y copias fugaces de Excel, otros celebraban que la tormenta ha empezado a disiparse. La llamada ‘Lista de infieles Ecuador’ aún deja registros difíciles de borrar.

(Lea también: 'Listado de infieles Ecuador': ¿Mi nombre está allí? Descubre cómo saberlo)

Luego de aquella conflictiva difusión, la Superintendencia de Protección de Datos Personales (SPDP) se pronunció, y subrayó que este tipo de registros constituyen “un riesgo grave para los derechos y libertades”, y que la supuesta finalidad recreativa no exime responsabilidad alguna.

La institución, aseguró, que ya evalúa “el alcance, impacto y origen de la difusión del archivo a fin de determinar posibles responsables”.

Pero mientras autoridades analizan, la conversación continúa mutando en redes. La tendencia comenzó con un enlace este miércoles, y para el sábado, ya existían versiones en páginas web improvisadas, listas paralelas como el ‘Registro Nacional de Mozas’, y decenas de archivos colaborativos que nacían y caían en horas.

“¿Quién logró descargarse el Excel? Quiero ver si está mi novia”, reclamaba un usuario. Otro bromeaba: “De seguro fue mi pareja quien lo bajó”. Los demás, como @Edgar.Mauri.a, celebraban su desaparición: “Bien. Ya se estaba incurriendo en una penalidad”.

Distintos archivos como el ‘Registro Nacional de Mozas’ son eliminados en cuestión de horas.INTERNET

Análisis psicológico de la exposición de infieles

La psicóloga clínica Cristina Anchundia (IG: @desdecero.psic) explica que la exposición súbita y sin control en redes tiene un impacto devastador en la estructura emocional de una persona. “La incapacidad de controlar el relato destruye la necesidad fundamental humana de tener poder sobre la propia vida, lo cual es profundamente traumático”, señala.

Cuando un nombre aparece en una lista viral -sea cierto, falso o ambiguo- la persona entra en una lucha desesperada por corregir la historia, pero internet, anónimo y vertiginoso, suele ir más rápido que cualquier intento de defensa. Eso genera lo que describe como “una abrumadora sensación de impotencia aprendida”.

La vergüenza pública se convierte en un trauma persistente: la persona vive en hipervigilancia, revisando redes como quien revisa puertas en una casa insegura; su sueño se fragmenta por la rumiación constante; el miedo al juicio se vuelve cotidiano.

Muchas víctimas del ciberacoso, explica, pueden desarrollar síntomas compatibles con un Trastorno de Estrés Postraumático Complejo. Y en los casos extremos, la humillación sostenida puede derivar en “ideación suicida”.

Ashley Madison, las consecuencias del caso que también expuso a infieles

Este reciente caos digital es un espejo inquietante de lo que ocurre cuando la intimidad vulnerada se vuelve espectáculo público. Un precedente claro fue Ashley Madison, la plataforma para encuentros extramaritales cuyo eslogan -“La vida es corta. Ten una aventura”- se desplomó en 2015, cuando hackers filtraron los datos de 32 millones de usuarios: nombres, correos, direcciones, fotografías y hasta preferencias sexuales.

Portada del sitio web Ashley Madison, el cual aún continúa vigente.Tomado de Ashley Madison

La filtración desató una cacería global de presuntos infieles. Esposos, figuras públicas y líderes religiosos fueron exhibidos y ridiculizados.

El caso más trágico fue el del pastor John Gibson, de Nueva Orleans, quien terminó suicidándose tras la humillación pública; un episodio relatado en el documental de Netflix “Ashley Madison: sexo, mentiras y escándalos”. No fue el único: foros y reportes mencionaron más posibles suicidios vinculados al hackeo.

Tras la filtración, France24 reportó que 1.200 correos “.sa” -de Arabia Saudita, donde el adulterio puede castigarse con la muerte- estaban en los archivos filtrados.

La conexión con el fenómeno ecuatoriano no es anecdótica: la lógica es la misma. Exponer públicamente la presunta intimidad de alguien -sin verificación, sin consentimiento, sin contexto- convierte a la multitud digital en juez y ‘verdugo’.

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