La muerte de Luis Bravo, ocurrida la tarde del jueves en un ataque armado, dejó un sabor amargo en todas las personas que lo conocían y que lo apodaban cariñosamente como Tarzán.

Bravo era un aguerrido jinete que le ponía su ‘sazón’ a cada rodeo montuvio al que asistía; era el protagonista de uno de los espectáculos que las personas en el cantón riosense preferían, pues mostraba habilidades como el mecha a mecha, caracoleo o lazo pial.

En el velatorio, sus conocidos, que prefirieron no identificarse, refirieron que en la tarde del jueves 20 sujetos fuertemente armados lo sacaron de una vivienda en el recinto Puente de Palo y lo asesinaron.

Entre lamentos y llantos indicaban que no sabían por qué lo habían acribillado y mencionaban que no era justo ya que Tarzán era una persona que no tenía problemas con nadie. A pesar del dolor, los familiares y amigos cumplieron el pedido de Tarzán en su último rodeo el pasado 12 de octubre: “morir en medio de música”.

El sepelio de Bravo se llevó a cabo la tarde del viernes 21 y, desde el redondel de ingreso a Mocache, decenas de caballistas llegaron con sus equinos. Cerca de las 15:30 la avenida 28 de Mayo, calle principal de Mocache, se llenó de melodías, caballos y decenas de personas que le daban el último adiós a Tarzán.

Finalmente, antes de ingresarlo a la iglesia para la misa de cuerpo presente, abrieron el féretro junto a la yegua que él montaba y con relinchidos le dio la ‘despedida’ a su jinete.

A pesar de la algarabía y el alboroto en el centro de Mocache, todo se efectuó con normalidad debido a que hubo militares que controlaron que no existan armas de fuego ni personas que cometan actos ilícitos.

La Policía, por su parte, no se ha referido del crimen ya que, asegura, no realizó el levantamiento. Supuestamente, nunca recibieron la llamada del ECU-911 y, a pesar de ser un hecho que causó conmoción, no existen las respectivas investigaciones del caso. 

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