“Estaba mejor en La Roca”. Esa frase —según la abogada Sonia Gabriela Vera— resume el estado del exvicepresidente Jorge Glas en la Cárcel del Encuentro, donde permanece recluido desde el 10 de noviembre. La defensora asegura que este martes 18 de noviembre mantuvo una reunión telemática con él y que lo encontró “extremadamente debilitado y angustiado”.

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La abogada de Glas sostiene, en una publicación en redes sociales, que su cliente estaría viviendo un “deterioro acelerado” tras su traslado desde La Roca. Afirma que lo primero que mencionó fue la falta de agua: “No tengo agua”, habría repetido, señalando deshidratación.

Según su relato, el exvicepresidente permanece encerrado 24 horas, sin acceso a luz natural, sin patio y sin caminar. Vera dice que la celda tiene una luz blanca encendida todo el día y toda la noche, lo que le impediría dormir.

Higiene, alimentación y descanso: el detalle de las acusaciones

De acuerdo con la versión jurídica, Glas dormiría sobre un colchón envuelto en plástico, sin sábanas ni almohada. También asegura que “lleva ocho días con la misma ropa” y que, hasta ayer, comía con las manos. Hoy —según Vera— recibió una cuchara de plástico.

La defensa sostiene que habría “hambre”, falta de artículos básicos y restricciones para recibir insumos.

Atención médica y medicación

Vera afirma que en el centro no hay policlínico, médico de planta, enfermería ni ambulancia. Denuncia además que la medicación se administra sin control ni registro, y que existiría “polifarmacia extrema”, con cambios y combinaciones de medicamentos sin supervisión clínica.

Sostiene que Glas ya muestra signos de enfermedad y que su estado podría agravarse sin atención inmediata.

¿Incumplimiento internacional?

Según la abogada, Glas también dijo “Estoy peor ahora… incluso después de la sentencia de la CorteIDH.”

Vera afirma que esta situación como un posible incumplimiento de decisiones internacionales de protección.

El exvicepresidente fue trasladado a la Cárcel del Encuentro como parte del plan de reordenamiento penitenciario del Gobierno, que presentó el recinto como un centro de máxima seguridad para personas consideradas de alta peligrosidad.

La defensa insiste en que el cambio de reclusorio empeoró sus condiciones. Hasta el momento, el Gobierno no ha respondido a estas acusaciones.

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