El humo llegó primero. Luego los gritos. Eran cerca de las 16:00 del viernes 12 cuando la esquina de las calles Mera y Juan Benigno Vela, centro de Ambato en Tungurahua, se convirtió en un escenario de angustia. “¡Ahí están los gatos, por favor rescaten a los gatos!”, suplicaban entre llanto los moradores.

El fuego se había iniciado en el tercer piso de una casa patrimonial y, en cuestión de minutos, se propagó al segundo. El primer nivel no fue alcanzado, pero el miedo ya lo había invadido todo.

Niños llorando, vecinos corriendo de un lado a otro y una humareda tan espesa que cubrió por completo la calle marcaron los primeros minutos de la emergencia. 

Policías y agentes de tránsito abrían paso y alejaban a los curiosos, mientras las sirenas anunciaban la llegada del Cuerpo de Bomberos. Dentro de la vivienda, Lulú, una perrita, y tres gatos permanecían atrapados.

Una hora contra el fuego

Diez minutos antes de las 16:00, el humo empezó a colarse por la vivienda habitada por cuatro familias. En el tercer piso se encontraba una adulta mayor, una de las propietarias del inmueble, quien fue evacuada a tiempo por su hija, Gloria Miranda, que había llegado de visita.

“Mi mami no quería salir, tuve que obligarla cuando empezamos a oler el humo”, relató con la voz quebrada. Los vidrios explotaron y, en el interior, parte de la estructura cedió. La vivienda quedó inhabitable. “Mi mami lo perdió todo”, repetía entre sollozos.

Una hora para controlar el fuego

La construcción antigua, de material mixto, hizo que el fuego avanzara con rapidez. El mayor Mauricio Bedón, del Cuerpo de Bomberos, informó que el incendio tomó cerca de una hora en ser controlado.

Tras casi 60 minutos de tensión, los bomberos lograron retirar varios cilindros de gas del interior de la vivienda. No habían explotado. Todos los habitantes salieron ilesos y las mascotas también fueron rescatadas con vida, un hecho que Edwin Villacís destacó como muestra de la eficiencia y humanidad del personal.

El humo cubrió varias cuadras y algunos vecinos lo compararon con la ceniza del volcán Tungurahua. Carmita Mazabanda, propietaria de una casa colindante, lanzó una advertencia: “Estas casas patrimoniales son una bomba de tiempo”. Los moradores piden al Municipio permitir adecuaciones urgentes antes de que un nuevo incendio no deje margen para rescatar ni a personas ni a animales.

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