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Migración: Dramática historia de adulta mayor que logró llegar a Ecuador desde Israel
La octogenaria vivió más de 20 años en Tel Aviv. Fue desalojada de la casa donde residió porque no tuvo para pagar la renta. Le contamos
Débora Rivadeneira, de 88 años, lloraba todos los días desde que supo que sus amigas gestionaban su retorno de Israel hasta Ecuador. Estaba por ser desalojada de la vivienda en la que residió por más de 20 años en Tel Aviv, capital israelí, y no sabía qué hacer. EXTRA publicó su drama el pasado 3 de septiembre.
Pero su periplo terminó y ya está en suelo ecuatoriano. Arribó a Quito este 16 de septiembre y un grupo de trabajadores del Patronato San José del Municipio capitalino la recibió. “Su angustia era que, a su edad, tendría que empezar una nueva vida”, manifestó Angye Tirand, amiga de Débora, quien junto a otras personas ayudó en los trámites para su traslado desde Israel.
La octogenaria deseaba regresar a Ecuador desde que su historia se hizo pública en agosto de este año, cuando estaba por ser desalojada. Sin embargo, no tenía parientes cercanos que la acogieran. “Conocimos de su situación porque acudía a nuestra iglesia cristiana”, relató Angye, de nacionalidad colombiana, quien junto a otra amiga mexicana apoyó a Débora durante esos días difíciles.
La tristeza de dejar Israel para llegar a Ecuador

Cada día, desde que se supo del desalojo, ambas amigas la visitaban y le daban ánimo. Débora estaba feliz de volver a Ecuador, pero con dudas, pues en su país natal tampoco tenía familia.
“Las autoridades israelíes gestionaron con la Cancillería (de Ecuador) y supimos que la llevarían a un albergue en Quito”, dijo la amiga colombiana. El domingo, Débora empezó a hacer sus maletas con una conocida. Sin embargo, su apego a esa tierra santa la hizo titubear, al punto de que desempacó sus cosas y dijo que no quería regresar.
Finalmente la convencieron y el martes, entre lágrimas, volvió a recoger sus pertenencias. Pese a que la casera la desalojó por no tener dinero para pagar, Débora prefirió predicar el ejemplo que le dejó la palabra de Dios: el amor al prójimo. Antes de partir grabó un video cargado de gratitud. “Me voy muy triste porque dejo tu casita, donde fui feliz. Gracias por confiar en mí y que Dios te bendiga siempre”.
Así se despidió de la tierra a la que llegó para recorrer el suelo que pisó Jesús. Ahora, con incertidumbre, permanecerá en Ecuador, donde comienza una nueva etapa de su vida.
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