La noche del miércoles 10 de diciembre del 2025 terminó bañada con luces azules y rojas de la Policía y el Cuerpo de Bomberos. Además, los murmullos de miedo en el barrio San Pedro, en Cayambe, un cantón ubicado al norte de Quito. 

Sobre la calle adoquinada, a pocos pasos del ingreso al sector, yacía el cuerpo de Henry Omar Caicedo Pineda, de 31 años, cubierto con una manta mientras vecinos observaban en silencio, con las manos en los bolsillos y el frío metiéndose entre las chaquetas.

Así ocurrió el crimen

Según el parte policial al que EXTRA tuvo acceso, el ataque ocurrió cerca de las 20:30, cuando dos sujetos en motocicleta interceptaron al joven en la vía que conecta la carretera E35 con el barrio San Pedro. 

Estos sujetos supuestamente lo obligaron a detenerse y, sin darle oportunidad de huir, le dispararon varias veces a corta distancia. En la fotografía tomada por testigos se observa cómo la comunidad se reunió alrededor de la escena, iluminada apenas por los faros de un patrullero.

Un examen externo del cuerpo reveló la brutalidad del ataque: Caicedo tenía al menos ocho heridas compatibles con el paso de proyectiles de arma de fuego, incluyendo impactos en ambas zonas temporales de la cabeza, el cuello, la parte lateral y posterior del tórax.

La fuerza del crimen quedó marcada en el suelo puesto que criminalística halló un charco de sangre junto al bordillo norte y contabilizó seis vainas percutidas calibre 9 mm, todas con el grabado STVB 9mm Luger. Los casquillos estaban distribuidos a lo largo de casi cinco metros, lo que sugiere la ferocidad de la ráfaga ejecutada por los atacantes.

Un ataque directo

El asesinato ocurrió en una zona oscura, sin mayor circulación vehicular a esa hora. De acuerdo con la Policía, los sicarios llegaron en motocicleta, lo abordaron y le dispararon sin mediar palabra. Luego huyeron por la misma vía, perdiéndose entre los accesos al barrio.

En la escena no se encontraron pertenencias que permitan establecer si hubo robo o confrontación previa, por lo que las unidades investigativas manejan la hipótesis de un ataque directo y dirigido.

Preocupación ciudadana

En la imagen captada por testigos, se observa a unas 20 personas reunidas alrededor del cuerpo, entre ellos familiares y vecinos que llegaron alarmados por las detonaciones. Algunos hablaban en voz baja, otros simplemente miraban fijamente mientras los agentes acordonaban el área.

La Unidad de Criminalística trabajó en la escena hasta cerca de las 23:50, levantando indicios, midiendo distancias y fijando puntos clave para reconstruir la trayectoria del ataque.

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