La muerte de la abogada Martha Cecilia Solís Cruz guarda una inquietante semejanza con un caso ocurrido en octubre de 2018, cuando la joven universitaria Verónica Jazmín Silva Ruiz fue asesinada y desmembrada por su mejor amiga, Kathleen Layana. Ambos crímenes, separados por años, conmocionaron a la opinión pública por su brutalidad y por el vínculo cercano que unía a víctima y victimaria.

Escenas del crimen: inmuebles urbanos como escenarios de horror

Aunque se desarrollaron en contextos distintos, los hechos comparten un hilo común de horror: la extrema crueldad con que fueron atacadas las víctimas y el meticuloso intento de desaparecer sus cuerpos. En ambos casos, la escena del crimen se ubicó en un inmueble urbano, un departamento donde convivían otras personas ajenas a los hechos, en espacios contiguos.

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Que estos asesinatos ocurrieran entre paredes compartidas, mientras la vida cotidiana seguía su curso, genera miedo y desconcierto. Revela cómo el horror puede permanecer oculto tras la aparente normalidad de cualquier vecindario, sin que nadie perciba lo que ocurre a pocos metros de distancia.

Las viviendas donde se perpetraron los crímenes despertaron, en su momento, la curiosidad y el espanto de los vecinos, quienes jamás imaginaron que tras esas paredes se gestaba una tragedia tan macabra. Las imágenes del levantamiento de los cuerpos y el despliegue policial quedaron grabadas en la memoria colectiva de quienes presenciaron la escena.

Estos casos, separados por siete años, evidencian un patrón inquietante de violencia íntima, donde la traición surge del círculo más cercano y la amistad se convierte en escenario de la muerte. Más allá de la coincidencia en la forma, estas historias estremecen porque muestran hasta qué punto puede desdibujarse la frontera entre confianza y peligro.

Las circunstancias también han convertido los inmuebles, en su debido momento, en puntos de interés para curiosos y visitantes, fenómeno conocido como tanatoturismo: la práctica de visitar lugares asociados con la muerte, la tragedia o el desastre. La muerte de la universitaria ocurrió en la cooperativa Causa Proletaria, al sur de Guayaquil, mientras que el caso de Martha Cecilia tuvo lugar en un condominio de la ciudadela Sauces 9.

Un habitante de Sauces 9 relató su asombro ante la cercanía del terrible hecho y la indiferencia con que pasó desapercibido:

“A pesar de tener 26 años viviendo aquí, no sabíamos quiénes eran nuestros vecinos. Desde que ocurrió este horrendo hecho, personas de otros sectores han venido a grabar o tomar fotos, interesadas en conocer el sitio donde una hija habría desmembrado a su madre y guardado los restos en una lavadora”, contó un morador.

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