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Alejarse de todo para pensar en Dios
Redacción Guayaquil
El experimentar “cosas” distintas de lo que ve a diario, compartir con otras personas y las charlas llevaron a Voltaire Maquilón, un padre de familia de 39 años, a adoptar ciertos cambios en su vida.
Hace un año, él participó en un retiro espiritual y lo que aprendió al alejarse del ruido, influenció mucho en él.
“Ha habido muchos cambios en mi vida”, acotó el hombre, quien acudió al retiro incentivado por su esposa, hijos y hermanos de la comunidad.
No lo había hecho antes, porque no le habían hablado de este tipo de experiencia y después de su prueba los recomienda porque “es importante para conocer más a Dios”.
Pero lo esencial de tomarse un tiempo para revisar su interior es decidirse a cambiar de forma de pensar, de vivir, fortaleciendo los valores.
CONVERSIÓN
En Cuaresma se realizan retiros espirituales porque es un “tiempo especial”, “de purificación”, según acotó el padre Yair Rodríguez, párroco de la iglesia Jesús El Buen Pastor, ubicada en Las Orquídeas, en el norte de Guayaquil.
Con los retiros espirituales se mueven tres pilares fundamentales: oración, ayuno, limosna, bases para promover la conversión y acercarse a Dios
Estas actividades son orientadas a un proceso de cambio en las personas, para lo cual incluyen charlas sobre el amor de Dios, de vida en comunidad, la familia y la comunión.
El padre Yair dirige, desde hace cuatro años, los retiros de Emaus y los organiza en un promedio de seis al año, tanto para jóvenes como para adultos, en jornadas separadas, de hombres y mujeres.
El padre refirió que con los jóvenes abordan las problemáticas sociales en la que viven, como las adicciones.
Después de los retiros, a los concurrentes se les hace un seguimiento e impulsa a trabajar en grupos, para lo cual organizan un equipo de trabajo.
“El año pasado 300 personas hicieron retiros, de ellas cien se reúnen actualmente”, mencionó el religioso, quien deja su traje sacerdotal a un lado para hablar con los jóvenes y tener un mayor acercamiento a ellos.
Si bien, no con todos los concurrentes se logra el objetivo, para el padre Yair “es una alegría reinsertar así sea a un joven, a la vida familiar, de la comunidad”. (IC)