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Dime tu edad y te diré qué tan bella eres

Por Mariuxi Dueñas duenasm@granasa.com.ec Los parámetros de belleza cambian con el tiempo al igual que la moda. Desde el peso, hasta la edad, las mujeres han batallado siempre con la variable de seguir cánones para sentirse más hermosas al ojo general. Pero, ¿existe realmente algo que indique una norma, o no? Todas somos diferentes, y nuestras singularidades, justamente, resaltan la esencia de lo que nos hace únicas e irremplazables. La psicóloga terapeuta María Fernanda Noboa, afirmó que en la actualidad existiría una lucha comercial contra la vejez; todo esto acompañado por la imagen de una supuesta mujer perfecta que vemos a diario en las publicaciones. “La innumerable oferta de tratamientos para la piel, cremas, inyecciones y pastillas, que prometen prolongar la juventud o borrar arrugas, buscan incansablemente eliminar la marca que indica lo que se ha vivido. Para las mujeres cada una de esas líneas de expresión deberían de ser una medalla, que les recuerde quiénes son, lo que han recorrido, las batallas que han vencido y las derrotas que las hicieron fuertes”, afirma. Competencia y presión La visión de los otros influye indudablemente en las mujeres, y no es algo negativo en su totalidad. Incluso, cómo nuestros familiares, amigos o pareja nos ven, afecta en menor o mayor medida en nuestra autoestima y seguridad. Esto no es algo que se saldría de lo normal, el problema radica en que estas opiniones no deben desviar incorrectamente la percepción personal. “Existe una expectativa de cómo debe verse una mujer a tal o cual edad, lo que hace que exista un juicio de valor, relacionado al bienestar, a la juventud o al éxito cuando vemos a una persona”, comentó la especialista. La competencia femenina presiona a las mujeres. Normalmente cuando dos o más se reúnen, las miradas y la conversación giran en torno a quién se ha engordado, quién tiene arrugas o cómo se visten. Irónicamente los juicios más destructores o tajantes lo realizan las mujeres unas sobre otras; y esta mirada es la que ejerce mayor opresión. “El encuentro entre mujeres lleva siempre de la mano alguna connotación sobre lo físico. Todas nos hemos sentido en alguna ocasión ‘escaneadas’. Esta actitud de situar la apariencia física como portal de nuestra identidad, es lo que en un futuro puede devenir en un mal concepto personal o en un esfuerzo agotador por complacer a otros”. Ocultar Noboa estima que la edad en que las mujeres empiezan a ocultar sus años, oscila alrededor de los 35, pero que dependería en su mayoría de la experiencia de vida que haya tenido cada una y en el contexto en el que se desenvuelvan. Incluso, hoy en día el simple hecho de preguntar la edad de alguien ya es tomado como un juicio de valor negativo. “Lo primero que una mujer piensa cuando alguien le pregunta la edad, es que la persona que lo hace es mal educada. No es una pregunta que se asume con naturalidad, al punto que la mujer que la recibe puede sentirse a la defensiva y se cuestione su belleza”. Es necesario eliminar la acepción indebida de que la edad implica una pérdida del encanto, carisma o atractivo. “Los años son positivos, traen consigo sabiduría, libertad y experiencia. Al ganar experiencia se deja la inocencia y la ingenuidad. Lo físico no puede compararse en ninguna medida con la dicha que dejan los años vividos”, sostuvo la psicóloga. De adentro hacia afuera El interior se refleja en el aspecto exterior. Una crisis laboral o personal muchas veces se nota en el rostro. Las dificultades se llevan también en la piel; por eso la belleza y la edad son un tema que van muy de la mano con el autoestima y las actitudes ante la vida. Una persona que se encuentra bien con ella misma se le nota por dentro y por fuera. La experta sostiene que el reto está en cambiar el lente con el que se mira a las personas y enfocarse en quién es la persona y no en cómo luce. Asimismo agregó, que una variable fundamental es la aceptación: “Aceptarse es saber que la vida tiene un ciclo, que hay cambios, y que cada etapa tiene una belleza única digna de resaltar. Con el paso del tiempo hay que dejar ir ciertos cánones y abrazar lo que viene. Esta actitud de desprendimiento cuesta, porque envejecer es desconocido y tiene mala connotación cultural”. Aspecto cultural Está muy arraigado a la sociedad la sentencia de que la edad te convierte en una persona torpe, vetusta e ineficiente. “La vejez en nuestra cultura está mal vista. Por ejemplo, en la cultura de los orientales la vejez es sinónimo de sabiduría y conocimientos, pero en el mundo occidental la vejez se atribuye a lo desecho, lo que no sirve o que no produce”, indicó la terapeuta. Explicó a su vez que, actualmente es complejo establecer cuándo alguien es mayor o viejo, no solo porque no existe una edad establecida como indicativo, sino porque la juventud siempre va a estar en la ilusión y entusiasmo con el que se encaren los proyectos y el día a día.
Por Mariuxi Dueñas
duenasm@granasa.com.ec
Los parámetros de belleza cambian con el tiempo al igual que la moda. Desde el peso, hasta la edad, las mujeres han batallado siempre con la variable de seguir cánones para sentirse más hermosas al ojo general. Pero, ¿existe realmente algo que indique una norma, o no? Todas somos diferentes, y nuestras singularidades, justamente, resaltan la esencia de lo que nos hace únicas e irremplazables.
La psicóloga terapeuta María Fernanda Noboa, afirmó que en la actualidad existiría una lucha comercial contra la vejez; todo esto acompañado por la imagen de una supuesta mujer perfecta que vemos a diario en las publicaciones. “La innumerable oferta de tratamientos para la piel, cremas, inyecciones y pastillas, que prometen prolongar la juventud o borrar arrugas, buscan incansablemente eliminar la marca que indica lo que se ha vivido. Para las mujeres cada una de esas líneas de expresión deberían de ser una medalla, que les recuerde quiénes son, lo que han recorrido, las batallas que han vencido y las derrotas que las hicieron fuertes”, afirma.