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Se ‘paró tieso’ para que no lo dejaran ‘pateado’

Lucero Llanos, Guayaquil
El “momento” se hizo eterno. Primero fueron cinco minutos, luego diez y cuando se dio cuenta, había transcurrido casi media hora.
Hace aproximadamente cuatro años, Guillermo Orellana estuvo a ‘un pelito’ de que ‘le vieran la cara’. Una joven, quien abordó su taxi en las calles del Cristo del Consuelo y le pidió que la llevara a Los Ceibos, estuvo a punto de dejarlo ‘pateado’ con el costo de la carrera.
La muchacha le dijo que ya regresaba con el dinero para pagarle. Pero el tiempo transcurría y no había rastros de ella.
Así que se dio la vuelta, subió hacia donde había caminado la chica y le preguntó a unos guardias.